Sociedad | 09/01/2024

50 familias menonitas de Bolivia partirán a Surinam, donde grupos ambientalistas temen deforestación

Foto: Wiki Commons

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Brújula Digital |09|01|24|

Un grupo de 50 familias menonitas se alista a viajar desde Bolivia a Surinam, un pequeño país al norte de Brasil, con un plan de habilitación de tierras para la agricultura, que grupos ambientalistas temen causará una grave deforestación.

El plan fue ideado por Adrián Barbero, un comerciante de tierras argentino nacionalizado boliviano, y Ruud Souverein, un holandés radicado en Surinam, que lograron la anuencia del gobierno de Surinam, informó una extensa crónica de la revista boliviana Nómadas.

Barbero y Souverein, socios en la inmobiliaria agrícola Terra Invest, han conseguido permiso para deforestar 50.000 hectáreas de tierras que, a su vez, ellos transferirán a los menonitas.

Esto forma parte, afirmó Barbero, de un proyecto mayor con el que el Gobierno de Surinam pretende convertir en cultivos unas 300.000 hectáreas en total (1,8% de su territorio).

Así entonces, sin consultar con nadie, según representantes de pueblos indígenas y ambientalistas, barrerán con árboles de esa selva virgen, agrega la crónica, firmada por Fernando Soria.

Barbero se considera el “referente mundial de los menonitas”, porque estos representan el 50% de su clientela y porque, según sus palabras, los entiende y cuida que no sean mal vistos. “No porque sean los tipos más buenos del mundo, sino porque me generan un negocio y yo cuido de mi negocio”, explica, sin rodeos.

Surinam es el único Estado de las Américas cuyo idioma oficial es el neerlandés, dado que perteneció a las antiguas Indias Occidentales Neerlandesas, pero ya no forma parte de los Países Bajos desde su independencia en 1975.

Este pequeño país, de 163.820 kilómetros cuadrados, un poco más grande del departamento de La Paz, y de medio millón de habitantes, es uno de los países con mayor proporción de bosques del mundo. Con 92,6% de territorio boscoso, Surinam tiene el título mundial del país con mayor proporción de bosque en su territorio.  

Bolivia y oros países de la región tiene importantes colonias menonitas, que son apreciadas por su hábil trabajo en la agricultura, aunque también criticadas porque en muchas ocasiones son acusadas de realizar acciones destinadas a la deforestación para habilitar tierras para la agricultura.

Colonias de este grupo cristiano, que se originó en los Países Bajos, Suiza y Alemania en el siglo XVI, comenzaron a establecerse en América Latina hace más de 100 años en busca de aislamiento, libertad religiosa y tierras agrícolas.

Iona Edwards, parlamentaria indígena, señaló a Nómadas que el Gobierno no les ha informado ni les ha consultado sobre la llegada de los menonitas.

Recientemente (en octubre) les confirmaron que el proyecto piloto es de 30.000 hectáreas para 50 familias menonitas y nada más; ni siquiera saben dónde quedan los terrenos concesionados.

Esto sucede pese a que la llegada de menonitas a Surinam no se ha dado de la noche a la mañana. Barbero expresó que hubo reuniones y negociaciones durante casi dos años. 

Existe un documento de aprobación, con fecha 6 de octubre de 2022, expedido por el Ministerio de Relaciones Exteriores a Souverein, con el asunto: ”Permiso para que 50 familias menonitas viajen a Surinam”.

Allí se detalla que el permiso es para residentes menonitas de las colonias Valle Esperanza, Valle Hermoso, Yanaigua y Norte (situadas en Santa Cruz) y que con ese permiso podrán “trabajar en el sector agrícola por un período de 3 años”.

En un reportaje publicado en diciembre pasado, el diario británico The Guardian dijo que en un país marcado por el colonialismo y el legado de la esclavitud como Surinam, lo que más preocupa a la población local es la falta de información detallada por parte del gobierno sobre los nuevos asentamientos.

El presidente Chandrikapersad Santokhi afirmó que su Gobierno solo otorgó permiso para establecerse a 50 familias menonitas y que por lo tanto no hay riesgos de deforestación seria.

Según Santokhi, será un proyecto piloto de tres años. “El Estado no proporcionará tierras al grupo. Tampoco serán elegibles para tierras pertenecientes a comunidades tribales”, aseguró recientemente el presidente al Parlamento.

Souverein confirmó a The Guardian que 50 familias menonitas de Bolivia, pero también de Belice y México tienen la intención de establecerse en el país y que tiene ya aseguradas 50.000 hectáreas bajo propiedad de la empresa.

El empresario agregó a The Guardian que la prospección de tierras continúa y que aún no saben exactamente dónde se ubicarán los asentamientos. “Hay una carretera muy importante desde el aeropuerto hacia el oeste, llamada la Carretera hacia el Oeste de Surinam”, dice Souverein. “En esa área, llamada Nickerie, hay muchas parcelas de tierra que son muy adecuadas para los menonitas”.

Parte de la preocupación sobre la llegada de los colonos proviene del hecho de que las comunidades menonitas han sido responsables de daños ambientales extensos en muchos países, incluyendo México, Bolivia, Colombia, Belice, Perú y Brasil.

A menudo, la agricultura a gran escala de los menonitas utiliza maquinaria moderna, agroquímicos y semillas modificadas genéticamente. “Sabemos muy poco sobre estas personas. Son una comunidad cerrada que no encaja con nuestra cultura”, dijo Yvonne Pinas, recientemente nombrada como jefa de la comunidad de Klaaskreek.

Los grupos indígenas locales consideran engañosa y deshonesta la declaración de su presidente, ya que, hasta ahora, todas las áreas que supuestamente interesan a los agricultores menonitas están habitadas por indígenas y pueblos tribales.

The Guardian agregó que con la admisión de agricultores menonitas, el Gobierno de Surinam está tratando de desarrollar el país como el “granero” del Caribe. Los ingresos de Surinam aún dependen en gran medida de los recursos naturales. Hasta que la Suriname Aluminum Company, una subsidiaria de la estadounidense Alcoa, cerró en julio de 2015, la exportación de bauxita había sido la base de la economía de Surinam durante más de 100 años.

La diversificación de la débil economía es una necesidad. Según el gobierno, el oro representa más del 80% de las exportaciones totales, mientras que la minería contribuye con más del 30% de los ingresos del sector público.

David Singh, un activista ambiental, afirmó que él favorece la diversificación de la economía, pero no a expensas de los bosques del país. “La realidad es que la minería de oro es ahora la mayor causa de deforestación en Surinam. Ya es un problema para las autoridades contrarrestarlo”, dice. “¿Queremos empeorar eso con la deforestación de los menonitas?”.

BD/RED



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