Sociedad | 03/08/2023

OPINIÓN| La evaluación en el sistema educativo

Es importante ser serios en la evaluación de aprendizajes en la etapa escolar. Se debe tomar a la evaluación no como una tarea terminal sino una acción crucial en este proceso.

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Brújula Digital |03|08|23|

Antonio Arandia Valda

La mayor parte de los países que ofrecen mejores condiciones de vida a sus habitantes han estructurado su oferta educativa con seriedad y responsabilidad, definiendo con mirada estratégica políticas educativas en el marco de la libertad y el derecho a la educación de sus ciudadanos. Por su importancia, esos países definieron sistemas de evaluación que les permitió conocer si la educación era respuesta a las necesidades de desarrollo del país y de formación de los estudiantes.

La realidad mundial está mostrando iniciativas que relacionan la educación con todas las áreas de la vida, muchos están trabajando con Objetivos de Aprendizaje Virtual; otros están preocupados en las tecnologías que reemplacen a las personas y se esfuerzan por formar personas con altos niveles de habilidades, estudios, creatividad, originalidad e inteligencia social y emocional; en fin, todo apunta a que la educación tiene grandes desafíos para preparar personas capaces de realizarse en contextos cada vez más exigentes.

En esa realidad es importante ser serios en la evaluación de aprendizajes en la etapa escolar. Se debe tomar a la evaluación no como una tarea terminal sino una acción que retroalimente procesos, identificando áreas de estudio y capacidades que precisen ajustes inmediatos. Tiene que ser un sistema de evaluación que apoye la toma de decisiones sobre el desempeño del estudiante, sus habilidades, conocimientos, actitudes y comportamientos desarrollados; en el que no solo se mida cuánto sabe sino principalmente se evalúe qué sabe hacer, cómo es y cómo se relaciona con los demás; principalmente, cómo aplica sus aprendizajes en la satisfacción de sus necesidades; en otras palabras, evaluar la significancia de los aprendizajes, cómo y para qué le sirve en la vida lo aprendido.

La cultura de la rendición de cuentas en todos los campos de la educación entiende que la medición y la calificación se enfocan en el conocimiento y habilidades de los estudiantes de manera cuantitativa y la evaluación como un proceso más amplio que considera múltiples áreas y proporciona retroalimentación significativa al proceso educativo y sus estrategias de enseñanza. El diálogo permanente entre medir y evaluar mejora el desarrollo de capacidades en los protagonistas directos de hecho educativo en la escuela y en el sistema educativo. Las personas educadas en sistemas educativos con cultura de rendición de cuentas son las que tendrán menores dificultades en el futuro incierto porque podrán con solvencia autoevaluarse, buscar retroalimentación y así poder satisfacer sus necesidades personales y sociales.

Si la finalidad de la educación es desarrollar capacidades en los estudiantes para que sean competentes en las nuevas realidades que les toque vivir, entonces podemos concluir que el mejor resultado de la evaluación de un sistema educativo son los ciudadanos capaces de satisfacer sus necesidades; desafíos como éste supone tener ciudadanos que en su vida escolar han desarrollado competencias permanentemente evaluadas por sistemas científicos que han medido, habilidades, pericia y aptitudes para analizar y resolver problemas, manejar información útil; personas capaces de comprender, utilizar y reflexionar sobre textos escritos, que les facilite su participación en la sociedad y en la solución de problemas de la vida. 

Esos ciudadanos deben tener capacidad para razonar, analizar, comunicar operaciones matemáticas y utilizar el razonamiento lógico en la solución de problemas cotidianos. Ciudadanos capaces de identificar, describir y explicar fenómenos científicos y predecir cambios; interpretar evidencias y sacar conclusiones en problemas relevantes como la biodiversidad, la capa de ozono y el efecto invernadero, el cambio climático global y otros desafíos medioambientales.

Lograr todo lo anterior supone contar con un currículo que previamente ha evaluado las necesidades de desarrollo del país en relación al mundo y las de aprendizaje de los ciudadanos para vivir en las nuevas realidades; un currículo evaluado y retroalimentado permanente en sus diferentes niveles, ciclos y grados del proceso educativo, midiendo los comportamientos y ejercicio ciudadanos; un currículo cuyas evaluaciones han sido comparadas con otros países de la región y el mundo para realizar ajustes; pero no solo se tiene que haber evaluado el currículo a través de los estudiantes, también supone, haber evaluado todas las estructuras del sistema educativo: evaluar la estructura de desarrollo curricular, los sistemas de gestión de la escuela y el estado, los sistemas de recursos técnicos y didácticos y el cumplimiento de roles en la estructura de participación; también evaluar las inversiones en educación y la efectividad en el manejo de esos recursos económicos.

El desafío no solo es contar con un buen currículo, el reto es contar con un verdadero sistema de evaluación que mida todas las estructuras del sistema educativo.

Antonio Arandia Valda es profesor, titulado en formación y educación de jóvenes y adultos.



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