Sociedad | 12/07/2022

Estudio devela que en pandemia se incrementó la trata de menores para la explotación sexual comercial

Fueron presentados los estudios: “Análisis Situacional sobre la explotación sexual comercial en Bolivia” y “Variables psicosociales que forman al violentador sexual comercial e identificación de factores prevenibles en la incidencia de la violencia sexual comercial”.

Ariel Ramírez investigador de la Fundación Munasim Kullakita. Foto: Brújula Digital

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Brújula Digital |12|07|22|

En Bolivia, se han incrementado delitos como la violencia sexual comercial, la trata de personas, el proxenetismo y la pornografía durante la época de pandemia. Cientos de niñas, niños y adolescentes han sido “comercializados” en prostíbulos, casas de cita, licorerías, moteles, alojamientos, calles y, en este último tiempo, en espacios virtuales.

Es una de las conclusions a las que se arribó en el “Análisis Situacional sobre la explotación sexual comercial en Bolivia”. El mencionado estudio corresponde a una investigación impulsada por el Programa Tejiendo Redes Seguras (Protejeres) que es implementado en Bolivia por Educo, Fundación Munasim Kullakita, CEADL y Fundación Estrellas en la Calle, con el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

El estudio presentado este martes en un céntrico hotel de la ciudad de La Paz, señala que hay factores socioeconómicos que derivan en varios delitos. “Muchas familias se han desestructurado debido a la crisis. A ello se suman las carencias educativas, las falencias del Estado para articular políticas públicas en defensa de la población más vulnerable y falsos conceptos culturales arraigados en la sociedad como el patriarcado”, señala el análisis.

El diagnóstico toma en cuenta dos conceptos diferentes pero relacionados entre sí, cuyo discernimiento es importante para entender a cabalidad la información contenida en el documento; como el de violencia sexual comercial (VSC) y la explotación sexual comercial de niños, niñas y adolescentes (ESCNNA).

La VSC es un delito que comete la persona que paga en dinero o especie, directamente a un niño, niña o adolescente o a tercera persona, para mantener cualquier tipo de actividad sexual, erótica o pornográfica con un niño, niña y adolescente, mientras que la ESCNNA, es la actividad que comprende delitos de violencia sexual comercial, proxenetismo, pornografía infantil y trata de personas con la finalidad de explotación sexual comercial.

Las víctimas son niños, niñas y adolescentes utilizados como mercancías sexuales, susceptibles de compra, venta o alquiler, para la satisfacción sexual o la generación de lucro para adultos. De esta manera la ESCNNA en Bolivia no es un delito sino un conjunto de delitos cuyo factor común son las víctimas, niñas, niños y adolescentes comercializados sexualmente en ámbitos complejos, clandestinos, pero no ocultos que dificultan y obstaculizan su intervención.

“Por ello es importante, antes de presentar el marco normativo, políticas y hallazgos, que se profundice en el concepto de ESCNNA a nivel internacional y nacional. De este modo se puede comprender la urgencia de realizar acciones para su erradicación, articulando esfuerzos entre la sociedad civil y el Estado”, dijo el investigador de la FMK, Ariel Ramírez.

En esa línea existe un aumento de los casos de violencia sexual comercial en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, proxenetismo en La Paz y pornografía en Santa Cruz específicamente, lo cual puede relacionarse con la alta tasa de desempleo registrada en 2020.

Como consecuencia el comercio sexual se ha incrementado en el eje troncal. En cuanto a la trata de personas existe un incremento sustancial en La Paz durante la gestión 2020 (78 casos en 2019 y 85 casos en 2020) en comparación con los demás departamentos donde existe un descenso significativo. Esto indica una mayor cantidad de denuncias y de casos visibles en este departamento.

Un reportaje periodístico titulado: “De La Paz a Mapiri en la ruta amazónica: de la extracción del oro a la explotación sexual de menores” develó la conexión entre la actividad aurífera y la trata de menores para la explotación sexual comercial de mujeres, y sobre todo menores”.

“Las medidas aplicadas durante la pandemia representan un impedimento para la denuncia formal, ya que el sistema virtual impuesto como medida de bioseguridad dificulta la denuncia por parte de la ciudadanía o de la propia víctima. Este mismo sistema virtual ha profundizado la captación en línea como una estrategia más sutil e invisible utilizada por los tratantes”, advirtió Ramírez.

En los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Potosí y Beni, se observa el incremento en el delito de corrupción de menores en 2020. Ello visibiliza la situación de vulnerabilidad de la niñez y adolescencia en varios depar tamentos y lugares del interior del país a partir de la emergencia sanitaria.

Perfil de los consumidores sexuales

Los hombres adultos que pagan por tener relaciones sexuales con adolescentes son personas comunes —padres de familia u hombres solteros de diferentes edades— quienes justifican sus acciones porque consideran que no están cometiendo ningún delito, sino que “ayudan” a enfrentar y superar problemas como la pobreza, debido, por ejemplo, a que ellas (las adolescentes) están en esa actividad porque así lo quieren o por “necesidad”.

Esa es una de las conclusiones de la investigación: “Variables psicosociales que forman al violentador sexual comercial e identificación de factores prevenibles en la incidencia de la violencia sexual comercial”, otro de los estudios presentados.

El mencionado estudio corresponde a una investigación impulsada por el Programa Tejiendo Redes Seguras (Protejeres) que es implementado en Bolivia por Educo, Fundación Munasim Kullakita, CEADL y Fundación Estrellas en la Calle, con el financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

La investigación de referencia se realizó el año pasado, en las cuatro ciudades del eje troncal de Bolivia. “Básicamente, con el propósito de conocer los justificativos y motivaciones que tiene un adulto para tener relaciones sexuales con una adolescente a cambio de un pago”, según explicó la coordinadora de Protejeres, Nancy Alé.

Durante la investigación se pudo conversar con hombres que frecuentan o tienen alguna actividad cercana a espacios donde se conoce que existen casos de explotación sexual comercial. “En algún caso, los investigadores realizaron entrevistas personales, en otros, organizaron grupos focales y, durante el diálogo con estas personas, se ha logrado inferir la existencia de adolescentes que están insertas en espacios y dinámicas vinculadas con la explotación sexual”, acotó Alé.

La coordinadora explicó que la exploración incluyó, además de los hombres que han contado experiencias vinculadas con adolescentes, a guardias de seguridad de los espacios que ofrecen estos servicios y comerciantes que tienen sus puestos de venta en las inmediaciones de estos predios.

En todo caso, el trabajo permitió acercase a comprender los imaginarios y prácticas que tiene un violentador sexual comercial e identificar algunos factores que pueden abordarse desde una mirada de prevención. “Existen muchos mitos para darle sentido a este ejercicio de poder. Por ejemplo, los hombres mencionan imaginarios como que aumenta su vigor si están con vírgenes o jovencitas. O consideran que esto reafirma su masculinidad”. Este es el resultado, menciona Alé, de que los hombres están formados en una sexualidad basada en la violencia y la dominación.

BD



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