Sociedad | 05/08/2020

Médico fabrica él mismo un sistema de respiración para salvar la vida de sus pacientes con COVID-19

“Se me ocurrió utilizar una máscara de buceo, de esas que han estado vendiendo para protección, es una máscara cerrada con un filtro en la parte superior, también incluí una válvula de presión", dijo el médico Pavel Angles.

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Zulema Alanes, especial para Brújula Digital 

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Ante la falta de respiradores en las unidades de terapia intensiva, el médico Pavel Angles decidió poner a prueba todos sus conocimientos como internista y fabricó, con su dinero, un sistema de respiración con el que espera salvar la vida de sus pacientes con COVID-19.

El colapso de las unidades de terapia intensiva y la falta de respiradores lo motivaron a ponerse manos a la obra, y en pocos días logró montar “un sistema de respiración de alto flujo a presión positiva” al que ya está conectado un paciente que llegó en estado crítico a la sala de emergencias de la Caja Petrolera de La Paz.

Contó que avanzó en su proyecto con la ayuda de un colega. “Compartí la idea con mi amigo Vladimir Mamani, otro médico internista que actualmente trabaja en Cochabamba y que estaba en los mismos afanes, intercambiamos ideas, realizamos ajustes y logramos el sistema”, dijo.

Con las ideas claras, cada quien montó el sistema por su cuenta. Pavel Angles lo armó pieza por pieza. “Se me ocurrió utilizar una máscara de buceo, de esas que han estado vendiendo para protección, es una máscara cerrada con un filtro en la parte superior, también incluí una válvula de presión positiva y una bolsa de respiración. Para los medidores de flujo y presión, que no tenemos en Bolivia, usé partes industriales. He contado con el apoyo de ingenieros del departamento de electromedicina de la Caja Petrolera para calibrar y regular la presión y los flujos de oxígeno” contó a Brújula Digital.

Todo corrió por cuenta suya. “He gastado mi dinero porque la institución no creo que lo hubiera financiado. Las válvulas de presión costaron más de mil bolivianos, los medidores de flujo y precisión 400, entre acoples, miples y la máscara gasté 500. Lo más costoso es el mecanismo para humidificar, mantener los altos flujos de oxígeno húmedos y calientes, gasté entre 800 a 1000 dólares. En total, invertí 1.200 a 1.300 dólares. Es mucho más barato que un ventilador mecánico”.

“Funciona”, dijo entusiasta, y explicó que “yo lo probé primero, como fue iniciativa mía, decidí probarla conmigo, no quería arriesgar a nadie más”, pero cuando acababa de armar y calibrar el sistema, llegó un paciente en estado crítico. “Estaba en muy malas condiciones, con más del 90% del pulmón dañado y con diabetes como enfermedad de base. Se le inició la terapia y a los 10 minutos de recibir la presión positiva fue espectacular ver cómo se estabilizaba”.

La buena noticia circuló por todo el hospital y las autoridades anunciaron que destinarán recursos para montar otros equipos similares. Angles espera que así sea porque “las unidades de terapia intensiva están llenas, ya no hay espacio. Cada día llegan entre 150 a 180 pacientes, unos 40 en estado crítico, y es prácticamente imposible dotarles el soporte ventilatorio adecuado porque simplemente ya no tenemos ventiladores. Esto no ocurre sólo en mi hospital sino en todos los hospitales, cajas clínicas, estamos colapsados”.

Actualmente la Caja Petrolera de La Paz cuenta con 10 unidades de terapia intensiva y seis e terapia intermedia. En tiempos normales esa cantidad cubría la demanda de todo el hospital, en tiempos de COVID-19 la capacidad ha sido sobrepasada.

Y sin equipos, en terapia intensiva la mortalidad es alta y, mucho más, en casos de coronavirus, “presentan cuadros complicados, falla orgánica múltiple, el 50% de pacientes no resiste. Cada día fallecen cinco a seis personas”.

Explicó que la neumonía por coronavirus es un cuadro grave y avanza muy rápido, termina en una patología que se conoce como distrés respiratorio, debido al colapso pulmonar, no se puede mantener la mecánica de fuelle que hace el tórax, inflando y desinflando los pulmones. Esa función es reemplazada por el sistema de respiración de alto flujo a presión positiva, que ha puesto en práctica el médico intensivista.

Otras iniciativas

Tras la llegada de la pandemia mundial del coronavirus a Bolivia, varias entidades bolivianas han producido cantidades limitadas de respiradores. Entre ellos se encuentra Jaime Sánchez, del Instituto de Investigaciones Mecánicas de la facultad de Ingeniería Mecánica y Electromecánica de la UMSA. Estas iniciativas se suman a otras varias, como la que impulsa la UCB y otra que desarrollan las empresas Quantum y Scorpion Soft.




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