Promoción Empresarial | 29/09/2021

Tayka, un sueño colectivo hecho realidad en Potosí

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Tayka es un sueño colectivo de largo plazo que buscó que las comunidades dejen de ser parte del paisaje para convertirse en actores de su propio destino. El éxito de esta iniciativa está ligado a creer y estar comprometidos/as con lo que se estaba haciendo y en tener un real y genuino respeto por todas las personas involucradas.

Tayka es una red de cuatro hoteles comunitarios situados en las provincias Daniel Campos y Nor Lípez, en el sudoeste de Potosí, en las comunidades de Tahua (Hotel de Sal), San Pedro de Quemes (Hotel de Piedra), Zoniquera (Hotel del Desierto) y San Pablo de Lípez (Hotel de los Volcanes).

El proyecto, que duró cerca de 20 años desde su planeación, concluyó (para la Fundación IES) el pasado 28 de agosto de 2021, día en el que el último de los hoteles, el Hotel del Desierto, fue entregado a título gratuito a la asociación conformada por miembros de la comunidad, quienes ahora se constituyen como los únicos dueños y los responsables de su sostenibilidad en el tiempo.


Esta la entrevista con Juan Carlos Iturri, director ejecutivo de la Fundación Innovación en Empresariado Social (IES), entidad gestora del proyecto Tayka.

- ¿Qué es Tayka?

- Tayka es un sueño. El vocablo Tayka (en aimara) significa madre, y es parte de un concepto de encarar el turismo en Bolivia. Es la idea de que, si nos unimos entre varios actores, podemos lograr algo mucho mejor que si trabajamos separados. Es la idea de que se puede soñar a largo plazo y de que podemos construir futuro. Es la idea de que las personas en Bolivia pueden ser actores de su propio futuro si tienen las oportunidades correctas.

- ¿Cómo definirías lo que es turismo comunitario?

- Durante mucho tiempo el turismo en el mundo involucraba gente que viajaba a ver paisajes hermosos, le sacaban una foto a la montaña, a la flora y la fauna del lugar y también le sacaban una foto a los miembros de las comunidades y se iban felices de haber vivido una experiencia única e incomparable. Tayka parte de estar convencidos de que las comunidades no son parte del paisaje, son los actores del desarrollo, y esta diferencia fundamental hace que tengan que estar involucrados en los proyectos que se relacionan con el turismo. 

A partir de nuestra identidad, podemos hacer turismo de primer nivel para atender a pasajeros de cualquier lugar del mundo reivindicando nuestros valores, cultura y paisaje, pero también integrándonos a las necesidades del mundo moderno con el uso de la tecnología. Es un desafío que no es fácil de lograr, la belleza del lugar no es suficiente, hay que construir un conjunto de condiciones que sumen al paisaje y la cultura la capacidad de dar un servicio de calidad moderno.


- ¿Por qué se decidió trabajar en comunidades en el sudoeste de Potosí?

- A principios de los 2000 apareció una convocatoria de un proyecto financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo que buscaba desarrollar programas de turismo comunitario, la Fundación PRODEM (de la que se desprende después la Fundación IES), había sido tremendamente exitosa con el desarrollo de las microfinanzas y estaba evaluando nuevas alternativas para trabajar en generar riqueza y así disminuir la pobreza. La región de Los Lípez era una de las más atrasadas del país, las comunidades vivían en condiciones similares a las que podrían haber vivido hace 300 años atrás, condiciones precarias de subsistencia en un clima muy adverso con muy poca posibilidad de desarrollo agrícola, sin servicios básicos como electricidad, agua o alcantarillado y con colegios dispersos, entre otras cosas. 

Sin embargo, en ese momento tenían una riqueza que ya era conocida en el mundo, que tenía que ver con el Salar de Uyuni y la región en general, donde ya llegaba turismo mochilero porque no existía infraestructura para recibir otro tipo de turismo. Entonces se eligió la zona del sur de Potosí porque había una necesidad y un mercado, por lo que se podía crear un modelo para subsanar las deficiencias que existían en ese momento, llevando a las comunidades al desarrollo turístico y hotelero y atendiendo a ese mercado potencial.

- ¿Cómo se desarrolló el proyecto?

- El financiamiento del BID fue destinado al desarrollo de cimiento social, capacitación dentro de las comunidades y promoción comercial, por otro lado, la Fundación puso otro monto de dinero para la construcción de la infraestructura junto con el compromiso de llevar este proyecto por 20 años y se sumó al esfuerzo a una empresa operadora de turismo liderada por Jorge Rivera, que contribuyo con una pequeña cantidad de dinero y su experiencia en turismo al proyecto. Cuando empezamos se pensó que los montos alcanzarían, pero la realidad es que la Fundación tuvo que invertir una cantidad importante de recursos adicionales para el desarrollo de la infraestructura y el manejo del proyecto durante todo este tiempo.

Hemos mantenido el compromiso de estar 20 años con el proyecto para generar las capacidades en las comunidades de manera que puedan administrar por sí solos los hoteles y transferirles a título gratuito el 100% de la propiedad. Este es un proyecto que tiene una visión empresarial, lo que se hizo es crear Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) que funcione como empresa cumpliendo con toda la normativa vigente. El proyecto tenía 3 fases. La primera tenía que ver con el involucramiento de las comunidades para definir el emplazamiento de los hoteles y la creación del cimiento social, es decir, que las comunidades se volvieran parte del proyecto. 

La segunda tenía que ver con la construcción física de los hoteles y tener la infraestructura montada, una construcción que respetaba el paisaje en cada uno de los lugares donde estábamos y que se integraban con los lugares en los que estaban situados. Y la tercera y más larga son 15 años de gestión de los hoteles, creando el mercado para los hoteles, asegurándonos de que la calidad de la atención sea buena y de crear capacidades para manejar los hoteles en el proceso.

El desafío permanente fue el tema de la gobernanza, dado que existe una rotación anual de cargos de autoridad dentro de las comunidades y asociaciones que se crearon para representar a las comunidades dentro de la SRL. El trabajo en gobernanza parte de la convicción de que no se puede imponer nada, que se deben generar consensos, se debe ir construyendo confianza - que es lo único que crea valor - el compromiso de respetarnos mutuamente, de genuinamente saber que ambos decimos la verdad, de que el interés común nos permita hacer más en conjunto que lo que hiciéramos por separado, de crear lazos más allá de las diferencias.

El proyecto ha significado más que construir 4 hoteles, más que darles beneficios a comunidades, es tener una forma de vivir que, bien manejada, pueda servir a las comunidades por muchas décadas. Estas tres etapas han concluido con la entrega del último de los hoteles a la comunidad el pasado 28 de agosto. Para nosotros fue un privilegio ser parte de este proceso y vivirlo de forma tan intensa.

- ¿Cuál fue el reto más grande que tuvieron?

- Uno de los retos más grandes fue construir un proyecto en un lugar donde existía mucho asistencialismo. Nosotros no regalábamos nada, nosotros ofrecíamos una oportunidad para que se genere una empresa que, a través de un manejo adecuado, pudiera generar ingresos de manera continua para las comunidades, no por el próximo año o los siguientes 5, si no por los próximos 300 años si es que se puede hablar a un futuro tan lejano.

 Construir juntos algo que puede generar un ingreso permanente en el futuro si es que lo manejas bien, esa era la oferta. Esto era difícil de comprender, porque no mucha gente entiende lo que es tener una empresa en la que, independientemente de la propiedad, para que exista retribución, la gestión debe ser profesional. La retribución sale de las utilidades que la empresa genera, por lo que si no genera utilidades no hay nada que sacar de ahí, entender este tipo de cosas era un desafío muy grande.

A lo largo del proyecto hemos ido creando una conciencia de que se puede generar mejores condiciones de vida para las familias a partir de que ellos tengan capacidades que, aplicadas para responder a posibilidades, les permitan obtener ingresos más allá de sus necesidades inmediatas, eso les permitirá obtener capital que, reinvertido, los vaya sacando hacia adelante.


- ¿Algunas lecciones aprendidas?

- Aprendimos muchas cosas, la necesidad de sentarnos a hablar hasta llegar a consensos, independientemente de quien podría tener la razón desde el punto de vista técnico; la necesidad de involucrar a todos los miembros de las asociaciones en los procesos de decisión; la necesidad de explicar más de una vez de forma sencilla cómo están yendo las cosas, programas de capacitación que deben repetirse, la importancia del ejemplo (nos dio buen resultado traer a miembros de las comunidades a que vean cómo funcionan otros hoteles tanto en La Paz como en Santa Cruz), el no partir de cosas dadas, conocer a las personas, su forma de vida y su realidad, tratar de entendernos en ese proceso y valorarnos, visitar  a las familias en sus casas conocer cómo viven, mostrarles otras realidades, entender lo que el cliente quiere, y a partir de ahí, construir las capacidades para atender a este cliente desde la realidad que se tiene.

- ¿Cuáles fueron los principales efectos en la región que trajo consigo el proyecto?

- Lo más lindo es el compromiso de la gente que estuvo con nosotros los 20 años, y lo más difícil, gente que quiso aprovecharse de su propia comunidad y del proyecto sacando beneficio personal a costa de todos. Lo que más esperanza me da son personas que eran niños cuando comenzamos el proyecto y que en el desarrollo de éste estudiaron en la universidad turismo y ahora están trabajando o gestionando algunos de los hoteles. Lo que me da más miedo son las difíciles condiciones en las que dejamos los hoteles, la coyuntura, y esto pondrá a prueba la capacidad de las comunidades para sacar los hoteles adelante y ojalá sin pelearse entre ellos. Seguramente no harán las cosas como las hacíamos, probablemente las hagan mejor y eso es lo que queremos.

Esperanza, miedo, historias lindas y duras, 20 años que fructificaron en hoteles que existen y que cambiaron la realidad de turismo en la región. Gente que a partir de haber trabajado en el proyecto ahora tiene sus propios emprendimientos. Miembros de la comunidad que están con sus propios hoteles o albergues. Se ha destapado la olla, se ha creado un concepto, se ha metido la idea, se ha soñado y trabajado juntos. Más de 700 mil dólares distribuidos como dividendos a las comunidades, más de 2 millones de dólares en infraestructura transferidos a las comunidades a título gratuito, cientos de personas capacitadas en hotelería, gastronomía y turismo en la región y emprendimientos que siguen surgiendo basados en este tema, nos llenan de orgullo.

- ¿Harían algo diferente? ¿Qué?

- Yo no creo que deban regalarse cosas, creo que deben crearse oportunidades y luego que las personas puedan adquirir esas instalaciones o acciones, porque el proceso de involucrarse y comprar tu participación es completamente diferente a recibirlo gratis.  En el regalar hay un tema paternalista en decir “yo sé cómo, yo tengo, yo te doy”, y es completamente diferente decir “tú eres el que tiene que hacer, yo te apoyo”. Este segundo esquema genera capacidades que son sostenibles en el tiempo.  Si yo hubiera empezado el proyecto no hubiera sido diseñado para culminar en un traspaso a título gratuito, el hecho de que deban comprar su participación es más respetuoso y realista. 

Por supuesto que las condiciones en las que se transfiere la propiedad tienen que ser razonables y acordes a la capacidad de pago de las personas y tienen que generar la capacidad para que ellos puedan recibir mucho más de lo que han pagado, y seguir haciéndolo a lo largo del tiempo. Entonces la principal diferencia tiene que ver con una aproximación más empresarial que genera mayores capacidades en tus socios, esa es la palabra, en la Fundación nosotros no tenemos beneficiarios, tenemos clientes y socios, y eso nos ayuda a tener una relación de igual a igual con la gente.

La segunda cosa que creo que habría evitar es que uno comienza esto de una manera súper romántica, en este caso respecto a la arquitectura. Hicimos al inicio unos cuartos grandes con techos altos, que en lugares calientes funcionan muy bien, pero en el lugar donde están los hoteles nos creó complicaciones a la hora de calentar espacios. La estética es fundamental, pero la funcionalidad real también, y esto se aplica no solo a la arquitectura, si no a la vajilla, frazadas, a todo. Cuando uno decide encarar un proyecto debe ver los detalles porque el secreto está en los detalles.

- ¿Qué viene ahora? Tanto para Tayka como para la Fundación IES.

- Para Tayka uno de los desafíos es seguir siendo una red, hemos tratado de inculcar que trabajar juntos es mejor, juntos, pero no revueltos. Además, está el desafío de gestionar los hoteles de una manera eficiente, no pensando lo que ellos quieren si no en lo que quiere el cliente y cómo se tiene que trabajar, al cliente se suele llegar por operadores por lo que estos operadores también son tus clientes. Mantener y mejorar la calidad de atención y confort es uno de los desafíos más grandes que se tiene. Yo creo que realmente va a funcionar y que nos van a sorprender.

Para la Fundación, 20 años de aprender sobre turismo comunitario tiene que catapultarse para hacer nuevos programas, no necesariamente a partir de la administración de un hotel, sino nuevos proyectos que involucren el asesoramiento para la generación de muchas unidades en el marco de la economía naranja que incluye la gastronomía, cultura, etc. Probablemente trabajemos en proyectos de esta naturaleza tanto en la región de Los Lípez como en la de La Paz y posiblemente otras del país. 

Aportamos para desarrollo de programas de turismo nuestro respeto por la gente y las comunidades, nuestra capacidad de relacionamiento con ellas, nuestra experiencia en la gestión directa de unidades de servicio hotelero y nuestra capacidad de aglutinar a otros actores en busca de un mismo objetivo. Sabemos que hoy el turismo está complicado, pero estamos convencidos que parte del futuro de Bolivia pasa por trabajar en este sector.



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