Política | 27/12/2023

|OPINIÓN|La Argentina libertaria y el ideologismo de Bolivia|Carlos Alarcón Escobar|

Foto: EFE

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Brújula Digital |27|12|23|

Especial de Carlos Alarcón Escobar

El 10 de diciembre último, Javier Milei asumió la presidencia de la República Argentina. A lo largo de su campaña electoral y ya desde antes como diputado, Milei desarrolló una inusual campaña basada en una mirada libertaria-anarquista en contra de lo que denominó la “casta política” de su país, que según su punto de vista es la culpable de la crisis económica generalizada y la crisis institucional que vive ese país. Así, a la cabeza de su Partido Libertario, fue mostrando su propuesta ultraliberal; muchos no creyeron en sus planteamientos de shock y más de uno le tildó de lunático o por lo menos desubicado de la realidad del país. Es que

Desde mediados del siglo XX, la sociedad argentina se acostumbró a que el papá Estado solucione todo. El modelo peronista, luego decantado en kirchnerista, apeló a las soluciones maquilladas sin atreverse a realizar ajustes estructurales que hoy, a la luz de la realidad, son inevitables para Argentina, la inflación y la galopante crisis económica así lo exigen.

A poco días de iniciar su mandato, el presidente Javier Milei presentó su paquete de medidas, que no pueden ser calificadas de ajuste sino de transformación estructural de la economía y de la sociedad argentina. Es un cambio de paradigma total en el cual se privilegiará la competencia y el bienestar de los ciudadanos. Es una apertura y liberalización a rajatabla de la economía argentina al mundo. Se deja atrás el populismo económico de más de 50 años en los cuales la política social rentista se había convertido en prebendalista. El libertarismo de Milei está motivando y desafiando a su país a tener otra visión del mundo, los cambios van desde modificación de los códigos civil y comercial, pasando por la desregulación de los mercados de salud, aeronáutico, de internet, del turismo y otros de enorme envergadura.

Para ello, Milei y su gabinete aprobaron un Decreto Nacional de Urgencia que establece 366 medidas y que sin duda requerirá para el presidente enfrentar una dura batalla política y cultural, en un país acostumbrado por décadas al asistencialismo y el proteccionismo estatal. Su bancada en el Congreso es minoritaria, pero cuenta con el apoyo de la coalición de partidos de centroderecha, Juntos por el Cambio, liderada por el expresidente Mauricio Macri, quien desde antes de la segunda vuelta hizo un importante trabajo de cabildeo para lograr apoyos para Milei así como para hacer un trabajo hormiga de control de los votos para la segunda vuelta en todos los rincones del país.

En lo referente a su política exterior, Milei no ha dado muchas señales, pero habrá que partir en su comprensión del abierto anticomunismo que expresó en campaña electoral; en ese sentido, la canciller Diana Mondino hace pocos días comunicó que el gobierno de Milei no designará embajadores en Cuba, Nicaragua y Venezuela, dando una clara muestra de su posición. En el Mercosur se espera que asuma una posición aperturista frente al claro proteccionismo hoy vigente en ese bloque, seguramente con el militante apoyo uruguayo. Pero hay enigmas en este ámbito, como la invitación a formar parte del BRICS desde enero de 2024; se espera que en este punto, Milei actúe con pragmatismo y consolide el ingreso argentino a este bloque por dos razones: por ser una posible fuente fresca de financiamiento para las urgencias de estabilidad financiera sin la incidencia del FMI y, en segundo lugar, que ayude a Argentina a incorporarse en un bloque que tiene ya proyección global más allá de los tintes políticos que se le puedan atribuir.

En cuanto a las relaciones con sus vecinos, mucho dice la asistencia a la toma de mando de Milei en Casa Rosada, en la que estuvieron presentes los presidentes de Uruguay, Paraguay y Chile; por razones ideológicas no asistió el presidente de Brasil y no sabemos por qué no estuvo presente Luís Arce, quizás por una afinidad o coordinación con Itamaraty, pero Brasil es Brasil y puede darse el gusto de hacer semejante desplante, mas no es el caso de Bolivia.

Bolivia tiene con Argentina una histórica, intensa y delicada agenda bilateral, que pasa por temas de integración física y energética, manejo de recursos hídricos, desarrollo de zonas de frontera y otros de enorme importancia para nuestro país. Toda esa agenda está siendo puesta en riesgo por un incomprensible ideologismo que no cuida los altos intereses del Estado boliviano. Habrá diálogo bilateral, seguramente que sí, pero sólo en las urgencias e intereses puntuales, más no en una agenda prolífica de desarrollo integrado.

Sea quien fuere que tenga responsabilidad en la no asistencia de Arce le ha hecho un grave daño al país al enfrentarse de inicio con un nuevo presidente que seguramente tomó nota de ello y actuará en consecuencia. La viceministra de Comunicación, Gabriela Alcón, señaló que no sabe si se realizó una llamada telefónica de felicitación. Es triste y lamentable. En contrapartida, el presidente chileno Gabriel Boric fue a la posesión de Milei a pesar de tener desavenencias ideológicas; quién sabe tragándose sapos y culebras pero estuvo presente, preservando los intereses de su país con el vecino más importante del Cono Sur sudamericano.

Mucho de lo analizado respecto al cambio de paradigma en la sociedad argentina para detener en seco la crisis en que se sumió a ese país se parece mucho a la realidad que vivimos desde 2006. La burbuja de la crisis de la economía boliviana viene creciendo incesantemente y sólo es cuestión de tiempo que estalle debido al despilfarro de recursos así como las políticas restrictivas en la economía y muy especialmente en el control de las exportaciones. Así el país no crecerá en los dígitos que se requieren para salir de la crisis. Y eso sin mencionar el abultado aparato burocrático estatal que se ha convertido en uno de los principales empleadores en el país. Pero este análisis ya ha sido ampliamente desarrollado por varios expertos económicos independientes así que no vale la pena que yo insista en ello.

Se vienen, eso sí, días difíciles en el relacionamiento bilateral y la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, quien marcó como prioridad de su gestión el “respeto por la ley”, ya mostró mano dura en recientes manifestaciones de protestas. Seguramente su Ministerio de Seguridad y la Cancillería Argentina estarán ajustando los intereses de su país en materia de seguridad en relación a sus vecinos. Y con seguridad que el contrabando y especialmente el narcotráfico serán temas centrales de la agenda que en algún momento se plantee con Bolivia.

Carlos Alarcón Escobar es economista y diplomático.



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