Política | 05/11/2023

|OPINIÓN|El sabor amargo del propio chocolate|Waldo Albarracín|

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Brújula Digital|05|11|23|

Waldo Albarracín Sánchez

“Está bebiendo de su propio chocolate” o “de su propia medicina”, suelen utilizarse estas frases en el léxico popular, cuando alguna persona es víctima de artimañas que en anteriores ocasiones hacía uso de las mismas para beneficio personal o lograr una irregular ventaja, sea en el ámbito político o en otros escenarios.

La frase desnuda a aquellos personajes que en su relación con los demás se caracterizaron por no jugar limpio, por tramposos, desleales y abusadores del poder que eventualmente ostentaban, pero que en determinado momento, ya sea por el karma o por justicia divina, son afectados en sus intereses con acciones irregulares en su contra, de la misma manera que ellos lo hacían contra sus circunstanciales víctimas.

Empiezo con esta reflexión para referirme a la última decisión asumida por el Tribunal Supremo Electoral de Bolivia contra una facción del MAS liderada por Evo Morales, resolución a través de la cual deja sin efecto lo dispuesto en el congreso celebrado en Lauca Ñ el mes pasado, evento en el que se oficializaba la postulación del referido exmandatario a la presidencia del país para las elecciones de 2025.

Las reacción de Evo Morales y sus secuaces se concentra en la severa crítica al referido órgano electoral, acusándolo de parcialización, de sometimiento al poder político, de no actuar con independencia, calificando la decisión de dicha entidad como una imposición proveniente de esferas gubernamentales, anunciando en consecuencia bloqueos y otras movilizaciones en protesta contra lo que ellos califican de atropello a sus “derechos”.

Lo peculiar de esta airada reacción de los que hoy se sienten afectados con lo resuelto por el Tribunal Supremo Electoral es el hecho de que, por más de una década y media, don Evo y su organización política, aprovechando de su larga estadía en el poder, manejó a su gusto y placer la misma institución que hoy cuestiona. Porque fue el susodicho tribunal el que permitió, avaló y contribuyó a la materialización del grosero fraude electoral practicado en las elecciones de 2019, adulterando resultados para precisamente favorecer a dicho personaje. Fue la misma institución que posibilitó la postulación inconstitucional como candidato a la presidencia de este individuo y también fue el órgano electoral el que impulsó la realización de nuevas elecciones con un padrón adulterado que permita favorecer a la referida organización política.

En todos estos años pueden haber cambiado los integrantes, pero el comportamiento del tribunal de marras fue el mismo, subordinarse al gobierno de turno, demostrando que en la realidad fáctica, la previsión constitucional de la vigencia de cuatro poderes en la estructura del Estado boliviano, es una falacia, porque el Órgano Electoral nunca actuó como un órgano de poder, sus miembros aún no se enteraron que integran uno de los poderes del Estado y son vulgares celestinos de la trampa electoral, con la honrosa excepción de Rosario Baptista, quien precisamente por denunciar la existencia de cerca al millón de “fantasmas” en el padrón electoral, tuvo que salir del país para resguardar su vida, seguridad y libertad.

Ese Tribunal Electoral que fue incapaz de hacer respetar el resultado vinculante del referéndum de 21 de febrero de 2016, donde el pueblo con su voto le dijo NO a la repostulación de Evo Morales, es el mismo que ahora actúa en dirección contraria al interés del eterno dirigente cocalero, obviamente si éste continuara como Presidente del país, los miembros del mencionado tribunal estarían a sus órdenes. Ahora el verdadero Presidente del Tribunal Supremo Electoral se llama Luís Arce Catacora y ejerce tuición fáctica pero efectiva sobre el ente electoral en cuestión, ello significa que todo lo que se decida en las esferas gubernamentales será puesto en ejecución por el órgano que funciona en Plaza Abaroa sin reparo alguno.

Entonces, se confirma que Evo Morales y sus adláteres están probando de su propia medicina, no sabemos hasta cuándo, probablemente hasta que se reconcilien los protagonistas de esta tóxica dictadura. Obviamente que la reunificación de los enemigos de la democracia profundizará el nivel de dependencia e interdicción de la institución encargada de llevar adelante los procesos electorales o mejor dicho, las manipulaciones electorales.

Lo evidente es que, divididos o unidos los fraudulentos consuetudinarios, en tanto no se consolide el Estado de Derecho en Bolivia y no se reabran los espacios democráticos, continuaremos soportando este tipo de reacciones de quienes prostituyen las entidades públicas, manipulan los órganos de poder, corrompen a la magistratura, pero cuando eventualmente se ven perjudicados por las irregularidades de sus propias criaturas, se quejan contra ellas, olvidando que precisamente los que hoy se victimizan son los inventores de esta forma anómala de proceder. 

Mientras tanto, en las otra orilla, los cómplices indirectos de los dictadores, siguen con su concurso de ególatras, autocalificándose de exclusivos presidenciables, cerrando el camino a la imperiosa necesidad de conformar un frente amplio que tenga la fuerza y legitimidad ciudadana necesaria para recuperar la democracia a través de las urnas, en favor de nuestro pueblo.

Waldo Albarracín Sánchez fue presidente de la APDHB.



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