Política | 28/08/2023

OPINIÓN| ¿Y la dignidad, Sr. Canciller?

Canciller Rogelio Mayta. Foto: ABI

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Brújula Digital |28|08|23|

Javier Viscarra

En las pasadas horas se ha conocido la inminente salida del canciller Rogelio Mayta del gabinete ministerial. Finalmente, el manejo desastroso de la política exterior del país experimentará un cambio; es difícil concebir que este giro pueda degradar aún más la vapuleada diplomacia nacional. El personaje en cuestión deja tras de sí una estela de mediocridad que quedará registrada como uno de los capítulos más lamentables en la historia moderna del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Según la información divulgada por el diario El Deber, medio que tuvo acceso a una comunicación oficial enviada por Bolivia a la Comunidad Andina, por instrucción del presidente Luis Arce Catacora, se ha propuesto la postulación de Mayta, acompañado por Jorge Silva, viceministro de Defensa del Consumidor y un otro abogado para que asuman roles de representación de Bolivia ante el Tribunal de Justicia de la Comunidad Andina (TJCA), en calidad de magistrado y suplentes, respectivamente.

Si tuviéramos que ilustrar este escenario con analogías futbolísticas sería como retirar al capitán de la selección nacional y designarlo como árbitro en un torneo de la copa Simón Bolívar.

Despojarlo de una posición de tan elevada investidura para envolverlo en los vericuetos de las disputas inherentes a este esquema de integración, al cual Bolivia pertenece desde hace más de medio siglo, constituye un acto nada lisonjero con el involucrado.

Resulta sumamente complejo comprender cómo el presidente Arce, con una extensa trayectoria profesional, ha aguardado dos años y diez meses para llevar a cabo el reemplazo de Mayta, protagonista de incontables actuaciones erráticas que resultan evidentes para aquellos familiarizados con los entresijos diplomáticos.

El todavía titular de Relaciones Exteriores, sin embargo, continuará ejerciendo sus funciones mientras se desarrolla el trámite de su postulación ante el TJCA. Sería apropiado que aproveche este período para internalizar que un magistrado de dicho órgano no tiene la responsabilidad de defender los intereses del país que lo propone, sino de interpretar las normas que conforman el ordenamiento jurídico de la CAN. Por tanto, deberá despojarse de críticas dirigidas hacia el magistrado cuyo reciente fallo afectó a Bolivia, ya que su función será reemplazarlo.

Con certeza, el desplante que el Presidente del Estado sufrió al intentar incorporar a Bolivia como parte de los países que conforman el BRICS es la gota que rebalsó el vaso y que motiva la inminente salida del ministro. Antes de eso hubo una extensa cadena de malos asesoramientos y errores que incluyen, por ejemplo, su decisión de exponer a Lidia Patty en su frustrada carrera consular, con una clara falta de instrucciones para guiarla; las votaciones controvertidas en la guerra entre Rusia y Ucrania, que desestiman la supuesta vocación constitucional pacifista; su papel como “sepulturero” de la carrera diplomática, o su inacción en temas como el caso Silala, en una lista que podría extenderse por varios párrafos.

Como abogado que es, Mayta seguramente comprende que una vez que concluya el caso interpuesto ante la CIDH por los diplomáticos de carrera despedidos de manera injustificada y abusiva, mediante un proceso de repetición él deberá reembolsar al Estado los gastos asociados con el proceso. Esto será así incluso cuando ya no ocupe el cargo de canciller. Por ello, antes de que sea relevado sin que el proceso de su postulación ante la CAN haya concluido satisfactoriamente, sería prudente que considere su renuncia y esperar en el llano el resultado del nombramiento presidencial. Así, no se arriesgaría a enfrentar una pregunta inevitable: ¿Y la dignidad, Sr. Canciller?

Javier Viscarra es abogado, periodista y diplomático.



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