En Uruguay cayó la vicecanciller por entregar un pasaporte a Marset; en Bolivia no ha habido ninguna sanción política

Brújula Digital |05|08|23|

Raúl Peñaranda U.

En diciembre pasado, la que era hasta entonces vicecanciller uruguaya, Carolina Ache, renunció a su cargo en medio del escándalo que afectaba al gobierno de ese país tras conocerse que había emitido en 2021 un pasaporte para el narco uruguayo Sebastián Marset, lo que le ayudó a escapar entonces de Dubái, Emiratos Árabes Unidos.

En Bolivia, donde se han producido hechos polémicos referidos a este tema, no ha renunciado ninguna autoridad de alto nivel del gobierno del presidente Luis Arce. La Policía dice que el narcotraficante está cercado y que podría ser detenido en cualquier momento.

En noviembre de 2021, Ache y el subsecretario del Interior, Guillermo Maciel, mantuvieron un intercambio de mensajes de WhatsApp en los que este le hacía notar que Marset era un narco “muy pesado y peligroso”.

Pese a ello, Ache autorizó a que se le diera un pasaporte, según ella porque no pesaba todavía contra Marset una acusación formal. Al filtrarse esos mensajes a la prensa uruguaya en diciembre de 2022, Ache presentó su renuncia.

Marset tiene un largo historial delictivo en varios países y su nombre aparece como presunto autor intelectual del asesinato en Colombia del fiscal antimafia paraguayo Marcelo Pecci. Es considerado uno de los capos latinoamericanos del narcotráfico.

En Bolivia, pese a que Interpol emitió en marzo de 2022 la alerta roja sobre Marset, el narco ingresó al país y luego pasó desapercibido para las autoridades, hasta que recibieron información de otros países.

En Bolivia lo que sí se organizaron fueron aparatosas medidas, hasta el momento ineficaces, como destinar 2.250 funcionarios de la Policía y 144 vehículos a detener a Marset, que pese a ello logró fugar el domingo pasado una hora antes del operativo realizado en su contra.

La fuga de Marset es doblemente vergonzosa puesto que lo hizo junto con su esposa y tres hijos menores en una vagoneta después de muy probablemente alguien le filtrara la información del operativo.

También el gobierno ha ordenado otras acciones pomposas como realizar el allanamiento y precintado del Segip en Santa Cruz, aunque esa instancia había entregado cédulas de identidad a Marset meses antes.

Marset obtuvo de instancias bolivianas una visa de trabajo, una cédula de identidad boliviana, certificados de nacimiento bajo los nombre de Gabriel De Souza Beumer y Luis Paulo Amorín y cédulas para extranjeros, además de posibles documentos para sus hijos, esposa y cuñados, que se cree están con él.

También logró enviar un insólito video a los medios en los que señala que  el director de la FELCN, Ismael Villca, lo ayudó a escapar. Ni así los sistemas de inteligencia han podido detectar su paradero.

En el país no ha habido ninguna sanción política sobre el hecho. El ministro de Gobierno, Eduardo Del castillo se ha limitado a señalar que los documentos falsos fueron otorgados en las gestiones de Evo Morales y Jeanine Añez.

No existe admisión alguna de que Marset, que llegó a Bolivia por primera vez en 2018, ha estado presuntamente ingresando y saliendo del territorio boliviano durante el gobierno de Luis Arce. Se presume que la última vez que llegó a Bolivia fue septiembre de 2022 y que, al poco tiempo, creó un equipo de fútbol, que inscribió este año en la Asociación de Fútbol de Santa Cruz, y se desempeñó como un empresario de contratación de futbolistas.

Marset vivió una vida de lujos en el país, obtuvo documentos irregulares, formó un equipo de fútbol y dirigió una red de narcotráfico, pero nada de ello fue detectado por los servicios de inteligencia del Gobierno. Y no existe una sola sanción política al respecto.

BD/RPU