Política | 10/05/2023

La última crónica del "Gato" Rueda Peña

El periodista Mario Rueda Peña

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Brújula Digital |10|05|23|

(Vía: Cabildeo Digital)

Por: Alfredo Rodríguez Peña 

Mario Rueda Peña, uno de los referentes más importantes del periodismo nacional, está preparando una crónica más, la de su propia vida. A sus 86 años de edad y con el apoyo del historiador Gilberto Rueda Esquivel y del periodista Alfredo Rodríguez Peña, ambos sobrinos suyos, el “Gato” Rueda, como todos lo recuerdan, busca compartir con las nuevas generaciones el registro de su trayectoria por la prensa nacional y también las lecciones que le dejó su participación en la vida política de Bolivia de la que fue gran protagonista. 

Rueda Peña nació el 12 de octubre de 1936 en Camiri, donde su familia se encontraba temporalmente, ya que allí había sido destinado su padre para trabajar en el servicio de telegrafía. Poco tiempo después se trasladó a Vallegrande, donde comenzó su formación escolar marcada por un prematuro interés por la lectura. 

El “Gato” leyó cuanto tuvo a su alcance y también cuanto se lo pudo permitir su familia, que veía con cierta preocupación aquella pasión. No era para menos, la creencia de que quienes leen demasiado pierden la cabeza aún estaba arraigada y Mario lo hacía hasta amanecerse y luego seguía. Era tal la avidez de aquel joven lector que, ante la falta de energía eléctrica en su pueblo, por las noches iba a la iglesia y se paraba ante las imágenes de los santos, no para pedir favores ni milagros, sino para tomar las velas que los creyentes dejaban y, luego, iluminar con ellas los libros que conseguía.

Cuando acabó con todos los textos que había en la biblioteca de Vallegrande, Mario fue a buscarlos a las casas de las familias vecinas donde los pedía prestados y para que no le impidan seguir leyendo, tapaba las rendijas de la puerta de su dormitorio para que sus padres no vean el destello de luz de las velas que ponía. Todo iba bien hasta que fue descubierto y en castigo lo mandaron al campo a trabajar en las faenas agrícolas en las que los demás muchachos participaban.

En 1955, Rueda Peña salió bachiller y, gracias a su desenfrenado consumo de libros, también se estrenó como director de Resurgimiento, un periódico escolar que creó junto a algunos de sus compañeros de aula y que será el primer hito de una larga trayectoria periodística de enorme éxito. Junto a las letras, el joven intelectual también desarrolló otras destrezas como la música, la pintura el teatro y la oratoria, talento con el que ayudó incluso a redactar un discurso para un Ministro de Educación que llegó a Vallegrande cuando él terminaba la etapa escolar. 

Concluida la secundaria, Mario optó por estudiar Leyes, campo que también está lleno de anécdotas. Mientras atendía su formación profesional, el “Gato” Rueda colaboraba como columnista en varios medios impresos de la Sede de Gobierno donde realizó sus estudios superiores. Es así que, a fines de la década de los 60, aparece en escena el filósofo René Zavaleta Mercado quien, luego de leer uno de los artículos que llevaba la firma y el inconfundible estilo de su pluma, pide a los encargados del diario La Nación que contraten al futuro abogado como redactor.

En esas funciones, el joven periodista va a cubrir importantes acontecimientos de la vida política, económica y social del país, así como hechos históricos fuera de Bolivia, como un terremoto seguido de tsunami que destruyó importantes ciudades costeras chilenas en 1965. “Caminaba agarrado de los tallos de los árboles para no caerme, pero afortunadamente no sufrí lesiones. Las réplicas al día siguiente fueron terribles en Valparaíso. Hubo olas de varios metros de altura”, reveló el entonces corresponsal boliviano.

En el ejercicio periodístico, Rueda Peña cumplió funciones como reportero de planta, jefe de redacción y de informaciones, además de atender regularmente su columna Entretelones, donde vertía su opinión sobre diferentes problemáticas de la realidad boliviana, hasta que fundó el diario Jornada, junto a Jorge Suárez, imprimiendo en todos ellos su particular estilo de escribir. También fue integrante del equipo de periodistas de La Crónica, diario fundado por su hermano Horacio Rueda, en Santa Cruz de la Sierra.

El periodista Hernán Maldonado, ex corresponsal de ANF en Bolivia, contó en cierta ocasión que Rueda Peña era un campeón de la titulación. “Jornada se vendía por su ingenio para interesar al lector. Recuerdo este: ‘Cholita pierde la honra por recuperar su sombrero’. La nota aludía a una joven cuyo sombrero fue arrebatado por el viento en la calle Illampu y fue a parar a una sastrería, cuyo dueño hizo lo que no debía”. 

En 1970 su actividad periodística es interrumpida para asumir el cargo de Subsecretario del Interior del gobierno del Gral. Juan José Torres González, cargo que desempeñó hasta que debió ejercer interinamente las funciones de prefecto de Santa Cruz a mediados de 1971. En dicho cargo, Peña Rueda detuvo al mismo Cnel. Hugo Bánzer Suárez, ante los indicios de la gestación de un golpe de Estado liderado por el militar cruceño. 

En agosto de ese año, Bánzer consuma el golpe y Rueda Peña debe escapar del país. El “Gato” permanece por un tiempo en Argentina, luego se esconde en Paraguay y termina ese periplo en Chile, donde vuelve a trabajar como periodista en el diario Puro Chile. En dicha ocasión tuvo la oportunidad de entrevistar a los sobrevivientes de los Andes (accidente aéreo ocurrido en octubre de 1972) y también a Salvador Allende, entre otras memorables coberturas que nuevamente debió interrumpir tras el golpe de Pinochet en 1973.

La fotografía de Rueda Peña aparecía en volantes que la dictadura chilena distribuyó en el todo el país, por lo que debió apelar a sus dotes de actor y andar disfrazado por las calles de Santiago. Cuando ya no podía esconderse más, le ofrecieron exiliarse en Europa y ante la pregunta de dónde quería ir, Rueda Peña eligió Alemania, pero no especificó a cuál de ellas y terminó en la República Democrática Alemana (RDA). Allá lo destinaron a trabajar en una fábrica de envases de vidrio.

En aquel nuevo destino, el “Gato” fue víctima de una nueva persecución, pero ya no política; son sus compañeras de trabajo las que no lo dejan en paz. Textualmente relata: "Eran como moscas". Las obreras alemanas están locas por este intelectual latinoamericano con quienes conversan sobre todos los temas que le plantean: política, economía, filosofía. Tenía respuesta para todo y lo hacía en alemán, idioma que solo tardó un mes en aprender.

Al poco tiempo se dan cuenta de su capacidad y lo llevan a enseñar periodismo en una universidad de Leipzig donde conoce a una docente de economía con la que tiene una hija. Cuando intenta casarse con aquella mujer, el gobierno de ese país se lo prohíbe por una cuestión de seguridad nacional, pues se trataba de la hija de un militar de alta graduación. 

Rueda Peña permaneció en Europa por un largo periodo hasta regresar a Bolivia en 1982 para fungir como Ministro de Informaciones del Dr. Hernán Silez Suazo, una misión muy delicada porque tocaba cuidar la recientemente recuperada democracia en un contexto político, económico y social muy difícil. Bolivia estaba quebrada debido a una hiperinflación que destruyó el poder adquisitivo de los asalariados y llevó el país a la anarquía. Sin apoyo congresal y con una oposición cada vez más fuerte, Siles optó por dimitir a sugerencia del propio Rueda Peña en 1985 para evitar una guerra civil.

Al asumir el gobierno del Dr. Víctor Paz Estenssoro, el “Gato” pasó del ejecutivo al legislativo al haber sido elegido como diputado por el MNRI hasta que, en 1989, volvió al gabinete presidencial para acompañar la gestión del Lic. Jaime Paz Zamora, como Ministro de Informaciones, en el gobierno del Acuerdo Patriótico. 

Fue justamente en el cumplimiento de dichas funciones cuando Mario Rueda escribirá una de las páginas más memorables de la historia del periodismo boliviano al ser invitado por Carlos Mesa a participar de una entrevista en el prestigioso programa De Cerca, producido por Periodistas Asociados Televisión y emitido por ATB Red Nacional.

El martes 9 de abril de 1991 Rueda y Mesa se sentaron en un set de televisión al que el “Gato” se había negado a presentarse en dos ocasiones previas. La persistencia del entrevistador finalmente fue premiada, pero aquella alegría pronto se tornó en tensión cuando el entrevistado invirtió los roles y llevó a su anfitrión a un terreno inesperado. Durante una hora y seis minutos, los dos intelectuales se atacaron como dos gladiadores romanos, que, en lugar de espadas o lanzas, emplearon la palabra y su profundo conocimiento sobre la realidad del país para intercambiar golpes de ironía ante la audiencia que miraba aquel escenario como si fuera un ring.

El debate volvió e emitirse en varias oportunidades por diversos medios televisivos; Mesa transcribió la entrevista y publicó un libro al respecto con todas las repercusiones mediáticas de aquel acontecimiento; en tanto que todas las universidades del país convirtieron ese episodio en una clase magistral sobre periodismo en general y sobre el género de la entrevista en particular. “Fue un invitado excepcional. Es un hombre inteligente y, como ninguno de mis anteriores entrevistado, sabe teórica y prácticamente cómo se maneja el medio. Su objetivo central era convertir De Cerca en un escenario de ‘show’ y de espectáculo y ¡vaya si lo logró!”, admitió el sorprendido entrevistador. 

Al terminar el gobierno del Acuerdo Patriótico, Rueda Peña regresó a las columnas de opinión desde las cuales aportó a otros debates menos intensos, pero en los que continuaba deslumbrando a los lectores con la acidez de sus posturas y juicios de valor hasta que paulatinamente su presencia comenzó a desvanecerse en las rotativas y en las pantallas. El “Gato” decidió retirarse y ceder su lugar a otros periodistas e intelectuales más jóvenes, pero la plaza aún parece no haber sido ocupada.



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