Política | 12/04/2023

Arce en vivo: asegura que todo está bien

El martes, el presidente Luis Arce estuvo en una entrevista en la que afirmó que la economía del país "está bien"

El presidente Luis Arce Foto/RRSS

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Brújula Digital |12|04|23|

Hernán Terrazas E.

Finalmente, el presidente Arce dio la cara. Después de varias semanas en las que evitó referirse a los problemas económicos y a la guerra interna en su partido, el mandatario utilizó un espacio televisivo privado para enviar un mensaje de tranquilidad que podría resumirse de la siguiente manera: todo está bien, no habrá devaluación, se mantendrá la subvención, la falta de dólares es temporal, el problema no es solo nuestro y estamos mejor que otros en el vecindario; es más, seguimos teniendo el récord de baja inflación.

Sobre una eventual crisis del modelo adoptado desde hace 17 años, aseguró que, por el contrario, éste goza de buena salud y hasta es visto con interés por quienes buscan una alternativa al neoliberalismo. Lo anterior, sazonado por la estrategia de sustitución de importaciones, que podría comenzar primero por la química básica, el desarrollo de una agricultura con visión de mercados externos y, en el mediano plazo, la fabricación de baterías de litio. 

Con mucho optimismo, Arce pronosticó que Bolivia, junto a Argentina y Chile podrían conformar el triángulo del litio, una especie de OPEP que determinaría el precio del metal en el mundo. ¿Delirios de grandeza? Tal vez. Pero hay que subir el ánimo.

El presidente habló de otros proyectos, algunos que pueden parecer insólitos, como el acopio de aceites utilizados en la cocina para producir diésel de calidad. Esto siempre en el afán de disminuir importaciones y de hacer coincidir la paulatina eliminación de la subvención con una mayor producción interna de hidrocarburos y sin mover los precios.

Arce cree que Bolivia seguirá siendo un exportador de gas y rechazó las previsiones pesimistas sobre sector. Reconoció que hubo “descuidos” en gestiones anteriores, que frenaron la exploración, pero nada que impida recuperar posiciones.

El jefe de Estado no pareció muy preocupado por la caída de las reservas internacionales. “Nuestras reservas superan los 3 mil millones”, informó. Aseguró que, con relación al PIB, la situación de las RIN sería mejor que la de otros países de la región.

En torno a los pronósticos del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que redujeron a menos de 2% la expectativa de crecimiento de la economía boliviana el 2023, un sonriente Arce dijo “volveremos a decepcionar a los organismos internacionales” y ratificó que lo proyectado para este indicador (4.7%) se mantiene.

En lo político, dos elementos anecdóticos que destacan. Arce mencionó la palabra “Evo” solo una vez durante la entrevista de casi dos horas con el periodista Jorge Tejerina y eligió un set improvisado delante de una galería de retratos en el que aparecían Marcelo Quiroga Santa Cruz y Ana María Romero, entre otros, pero obviamente no Morales. Hay que reivindicar el pasado, pero no el tan inmediato.

Más que de una guerra interna, el presidente dijo que en un partido político siempre habrá diferencias, pero hay que tener la capacidad de discutirlas internamente. Criticó a los “compañeros” que “caen en la trampa de la mediatización”. “La militancia debe tener madurez política y entender que las pugnas no ayudan”, dijo.

¿Será candidato? No negó su aspiración, pero optó por una respuesta clásica: “es prematuro hablar de candidaturas”. Reveló que en una reunión del MAS decidieron no mencionar este tema hasta el 2024 y que él acatará disciplinadamente esa decisión. Por lo pronto, añadió, “estoy abocado a hacer una buena gestión” porque “si lo hacemos mal no le irá bien a nuestro candidato”.

Sobre tiempos y liderazgos, Arce lanzó un par de dardos con destino conocido. A buen entendedor pocas palabras: “todo partido está sujeto a cambios” y “hay que saber cuándo colgar los cachos” y “retirarse a tiempo”. Con seguridad, alguien debió sentir la punzada política.

Arce no estuvo solo en la entrevista. Lo acompañaron los “guerreros digitales”, con la instrucción clara de inundar las redes con palabras de aliento y consignas muy claras: “vamos adelante”, “seguimos avanzando” y “ya me tranquiliza”.  Al fin y al cabo, esa era la intención: mostrar que las cosas van bien y que estamos en buenas manos, aunque en la realidad todo sea muy distinto.



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