Política | 13/03/2022

OPINIÓN: Jeanine Añez Chávez, un año como presa política

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Susana Seleme Antelo/Cabildeo Digital |13|03|22|

En noviembre de 2019, Jeanine Añez Chávez asumió el reto que le impuso la historia: dio la cara por este país tan dispuesto al olvido y a la ingratitud. 

Hoy, 13 de marzo, la expresidenta Constitucional Interina Jeanine Añez Chávez cumple un año como presa política del Movimiento al Socialismo (MAS), víctima de la ilegal prisión preventiva de un régimen populista, intimidante con su justicia vengativa, alejada de la razón jurídica.

Jeanine Añez Chávez, presa política del régimen, sufre un año de violencia estatal y política. Solidaridad y respeto por esos 365 días sombríos, algunos incomunicada, muchos hostigada, sufriendo depresión anímica y corporal que hasta intentó suicidarse para que sus hijos dejasen de sufrir, por verla sufrir a ella. Cumplió dos semanas en huelga de hambre, exigiendo lo que le corresponde por ley: defenderse en libertad en un juicio de responsabilidades, respetando el debido proceso y el juez natural, no uno alquilado por el poder político, vía su ministro de Injusticias, Iván Lima, en un juicio por la vía penal. Él se ha convertido en fiscal y juez acusador, y ya dictó sentencia condenatoria: 12 años como mínimo.   

En noviembre 2019, Jeanine Añez Chávez era segunda vicepresidenta del Senado, cuando el ex Evo Morales quería incendiar La Paz, matar de hambre a las ciudades con cercos, sus huestes con dinamita en mano exigían “ahora sí, guerra civil”, y el país vivía tiempos de furia, tras el fraude montado por el MAS. Ella aceptó el artículo 169 de la Constitución que impide vacíos de poder, y truncó el plan de Morales de ungirse como salvador de la patria. En una entrevista la expresidenta afirmó que “se cruzó con una mujer, yo, que le desbarató sus planes. Eso no lo perdona, ya que él es un abusador de mujeres, debe controlarlas y no pudo hacerlo conmigo.” (Página Siete. Enero 9. 2022) Hoy, el ex Morales es su verdugo.

En la pared de su celda, Añez ha escrito algunas sentencias sobre sus carceleros: “¡Jueces y fiscales al servicio del régimen de la dictadura de Arce, arman procesos inventados y falsos, me tienen en total indefensión, procesos políticos, donde lo jurídico no tiene ningún valor! Sin Justicia independiente no hay democracia. ¡¡¡Resistiré!!! 

Ha resistido y recuperado fuerzas para demostrar que no es terrorista, ni sediciosa y que no conspiró contra nadie. Cumplió con su deber para impedir el desgobierno, el caos y la violencia que pretendía el ex Morales con su renuncia y la de sus varios sucesores constitucionales. En octubre/noviembre 2019, Bolivia vivió una rebelión ciudadana con paro movilizado de 21 días, harta de los abusos del poder impune y la corrupción rampante del régimen de Morales. Él violó el artículo 168 de la Constitución que establece que los presidentes y vices pueden ser reelectos solo una vez de manera continua, en aras a la alterabilidad. Morales violentó el voto popular que le dijo NO, 21 de febrero de 2016, a una nueva postulación. Pero tuvo la osadía de hacerlo, vía el prevaricato que cometieron los magistrados del Tribunal Constitucional al declarar que la reelección es un Derecho Humano. 

¡Cuánto olvido! No obstante, la sociedad boliviana y la internacional de buena fe, saben que aquí NO hubo Golpe de Estado. La auditoría integral de la OEA constató que sí hubo fraude. Luego de suprimir el conteo rápido, Morales se declaró vencedor en primera vuelta. Después, anunció una segunda y nuevas elecciones, tras anular las fraudulentas. Por último, renunció y huyó a México. Morales y sus afines quieren venganza, no justicia para las víctimas de la convulsión social, creada por ellos mismos.

El odio de Morales y sus serviles lapidan a la expresidenta, no con piedras como en Irán, ni con balas como en Ucrania invadida por Putin, sino violando sus derechos como ciudadana y como ex presidenta. La lapidan con palabras envenenadas que mienten con alevosía a través de un ‘relato’ que niega la memoria histórica y democrática de los hechos de 2019. La expresidenta es el trofeo de la guerra política del MAS, en guerra contra el pensamiento crítico, contra la democracia como convivencia entre diferentes, contra las mujeres, contra la justicia. Ellos y su larga compañía antidemocrática han hecho de la politización de la justicia el arma contra sus adversarios, hace rato enemigos a muerte. 

Una justicia amputada permite que a las mujeres se las infravalore, las lastimen en cuerpo y alma, las dejen de muerte, cuando no muertas, para después “conciliar”, como propuso el ministro de marras.  Se escuda él en una supuesta reforma de la justicia, podrida hasta la médula que, en los 15 años de ejercicio de poder del MAS, se ha convertido en un infierno. Tanta aberración creó consorcios de jueces, fiscales y otros serviles sin ética ni méritos, que compran sus cargos, juran lealtad al partido, y después liberan a feminicidas y asesinos por una bicoca. 

Los crímenes misóginos tienen lugar cuando existe tolerancia estatal y social ante la violencia de género. Jeanine Añez Chávez, violentada por el Estado y el gobierno, es una ciudadana, una mujer, madre, hija, hermana, amiga y expresidenta a la que la queremos libre, para que se defienda en libertad.  Como libres queremos a todas y todos los presos, perseguidos y exiliados políticos, policías y militares de un régimen con sobrados rasgos de inhumanidad. 

¿Cómo se puede ser un verdugo sin límites? Como hace el MAS, a las órdenes del siempre cocalero Evo Morales, guardián de la hoja de coca, materia prima de la cocaína. 

BD

Susana Seleme es abogada



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