Política | 27/05/2021

Carlos Toranzo: el proceso de cambio no logró extirpar el racismo y la discriminación de muchos actores sociales

El economista e investigador asegura en entrevista con Diego Ayo que, el Gobierno de Evo Morales (2006-2019) aumentó el grado de informalidad, terreno propicio para el despliegue de las burguesías cholas.

Carlos Toranzo. Foto: Los Tiempos

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Brújula Digital|27|05|21|

Para el intelectual boliviano Carlos Toranzo (CT), el proceso de cambio no logró extirpar el racismo y la discriminación de muchos actores sociales, donde la mayoría de la población boliviana, incluidos todos los sectores mestizos no son democráticos y domina más en ellos una cultura de autoritarismos.

En una amena entrevista con el economista, politólogo e investigador social, el entrevistador Diego Ayo (DA) logra abordar la compleja pluralidad de la sociedad boliviana y las clases emergentes, los contextos de la democracia y el nacionalismo en Bolivia. Toranzo sin adornos afirma que “con Morales la economía no se formalizó sino, más bien, aumentó el grado de informalidad, terreno propicio para el despliegue de las burguesías cholas”.

DA: Comienzo con lo indispensable en este momento de nuestra historia: el triunfo del MAS en 2020 con el 55% de los votos. A pesar del fraude electoral, este porcentaje, siempre superior a la mitad de votantes del país, es reiterativo. Parecería que la discusión tan lúcida que vienes proponiendo en torno a las identidades mestizas/indígenas, corre el riesgo de pringarse de cierta sofisticación intelectual: las victorias del MAS consolidan ese mestizaje-indígena como una identidad relativamente compacta al momento de votar (más allá de las variantes que se pueda encontrar).

C.T: Querido Diego, te agradezco tu amistad profundamente y que hayas leído algunos textos míos sobre el mestizaje y las burguesías cholas. Esos dos temas los quiero, me motivan, los miro por todos lados, los asocio a la forma en que opera el patrón de desarrollo y el modelo de acumulación en Bolivia, son parte de mis preocupaciones fundamentales. Quizás no te pasé un texto de los setenta del siglo pasado donde hablo del modelo de acumulación en Bolivia. “Banzerato y modelo de acumulación”, ahí ya expresaba mis preocupaciones sobre el patrón de desarrollo y el modelo de acumulación. Hace treinta años o más o menos, comencé a interesarme por la diversidad, por la interculturalidad en Bolivia, lo hice con un texto sobre lo pluri multi en Bolivia, después, otro artículo sobre las burguesías cholas y el señorialismo conflictuado; luego otro artículo sobre las burguesías cholas y los trigo limpio coaligados. Todo eso implicaba una conexión descriptiva entre diversas disciplinas. Luego de eso, he trabajado mucho sobre el tema que apareja o entrecruza los mestizajes, las burguesías cholas y la forma de operación del modelo de acumulación y el patrón de desarrollo. Repito, creo que esos temas son mi pasión, vivo y convivo con ellos. Por ello, durante varios años escribí una columna con el pseudónimo de “Cholanzo”. Así expresaba y expreso mi deseo de quitar las descalificaciones a lo cholo y evitar las discriminaciones sobre los sectores populares.

Pero, interesa siempre saber desde dónde mira quien describe, y eso te lo he contado, soy hijo de un trabajador minero y de una obrera textil, ambos dirigentes sindicales de sus ramas, los dos preocupados por los temas sociales, con historias de vida en esos campos. Mi padre fundador de la FSTMB y mi madre eterna luchadora social. Mis dos abuelas, la materna y paterna, han sido cholas de pollera. De muy niño he visto la Revolución del 52, he mirado cómo los soldaditos populares se daban la vuelta la gorra y seguían el camino de la Revolución del 52. Mi escuela y secundaria en el Hugo Dávila ha sido laica, con una formación que acercaba a los temas sociales, por la lectura de toda la novela social de América Latina de los 50 y 60 del siglo pasado.

He tratado de mirar a Bolivia y sus problemas sin estar limitado por militancias partidarias, nunca he militado en ningún partido, eso me libró de que se me cierren los ojos en algunos temas. Aunque admito que tamb ién los militantes miran cosas que no podemos observar quienes no militamos.

Por otra parte, la verdad es que mi reflexión sobre el mestizaje lo que ha eludido es sobreintelectualización, más que eso, me ha servido la descripción. Abrir los ojos, mirar sin prejuicios y relatar procesos sociales; no he colocado un concepto previo para ver si éste tenía validez en la realidad, en lo concreto. Y cuando se describe, se puede poner la vista en lo económico, en la sociología o comportamiento de los actores, se puede observar la cultura, la política. El ideal es describir de manera conjunta ese cóctel de entradas temáticas diversas. Hay quienes hablan de la necesidad de la multidisciplina para mirar mejor los objetos de estudio, pero, creo que un paso más adelante es hacer el intento de avanzar a la interdisciplina, es decir, lograr el diálogo de las distintas perspectivas. Es esto lo que intento hacer -no siempre con éxito- mirar los procesos de mestizaje o la emergencia de las burguesías cholas o cunumis.

Asimismo, tu pregunta parte de una mirada cuasi monodisciplinaria del comportamiento político o electoral de algunos actores sociales, de varios de ellos, y ahí destacas un comportamiento cuasi homogéneo, compacto. Pero, vale la pena indagar ¿por qué en la ciudad de La Paz ganó Mesa en dos elecciones? ¿No será que muchos mestizos votaron por él? La Paz ciudad no es un lugar de presencia dominante de élites tradicionales -éstas están en extinción-, es más bien de un grupo heterogéneo de múltiples mestizajes, hablo de quienes habitan en Miraflores, Cota Cota, Villa Victoria, etc.

D. A: Asimismo, esa identidad parece ligarse al narcotráfico, la corrupción o el autoritarismo y ¡tampoco importa! No afecta su manera de votar. Y, de yapa, ocurre un vergonzoso fraude electoral que tampoco parece relevante al decidir su opción electoral ligada, más bien, a esa identidad. Al votar, tan sólo parecen sugerir “son nuestros y los apoyamos”. Vemos pues que el voto identitario pesa más allá del mestizaje, los lastres de gestión o el fraude.

C.T:  No me gusta hablar de identidad, creo que es más preciso referirse a identidades, siempre múltiples; el plural es clave en el análisis de esta temática. Eso es la diversidad. No todos los que votan por el MAS lo hacen sabiendo que con eso se ampara el narcotráfico. Una cosa es el Chapare, Yapacaní, otra, distinta, El Alto, Patacamaya o Copacabana. La mayoría de la población boliviana, incluidos todos los sectores mestizos no son democráticos, domina más en ellos una cultura de autoritarismos. Esto condice con un país que aún no ha creado una fuerte democracia representativa, ésta apenas tuvo un incipiente nacimiento desde 1985 en adelante, de la mano de la democracia pactada y el “neoliberalismo”, esto, es, sólo 20 años en una historia republicana de casi dos siglos. Cuando se habla de que el país recuperó la democracia en 1982, hay que precisar, no recuperó la democracia representativa, que era inexistente, sino que recuperó la democracia de manos de militares. Los actores populares, influidos por los sindicalismos revolucionarios de los año 50 o 60 -no olvidar la Tesis de Pulacayo- o por los partidos marxistas de esos años, lo que buscan es tener un ”veranillo” democrático, algunos años de democracia para cumplir su sueño autoritario de crear su propia dictadura (la proletaria).

Pero, sí tienes razón, muchos sectores mestizos populares prefieren votar por quienes se asemejan a ellos, este es -a pesar de todo—un avance de la democracia, no sólo tienen derecho al voto, poseen derecho a nombrar a sus candidatos -con limitaciones es cierto- y votar por quienes ellos decidan. No obstante, este campo no es homogéneo, muchos sectores mestizos votan por otras opciones. 

D.A: Mencionas con acierto que es imposible acudir a la homogeneidad. Es pues vano el esfuerzo por imponer la mono-culturalidad. Citas con mucha pertinencia: “la cultura occidental no pudo imponer el cartesiasmo como único modo de pensamiento en el mundo, los socialismos se tropezaron con su propia estandarización y ahí están como solamente un recuerdo histórico, en Bolivia el MNR no pudo vestir a todos los bolivianos con un traje de mestizo homogéneo. Así, es poco probable teñir a toda la sociedad de indigenismo, como también será imposible creer que todos los ciudadanos se sientan mestizos”. Entonces Carlos, de acuerdo a esta reflexión si no somos indígenas, ni mestizos, ni blancos, ¿qué somos?

C.T: En el tema de las identidades, siempre hay el antojo intelectual de definir cuál es la identidad de los bolivianos, o cuál es el núcleo de la bolivianidad, pero esa búsqueda trata de encontrar una identidad, esto no condice con una temática que posee su núcleo en la diversidad o en las diversidades. Por eso, recorriendo la historia, el intento del MNR revolucionario del 52 trataba de englobar a todos en un mestizaje homogéneo, fue una apuesta no sólo fallida, sino equivocada. Como pasando el tiempo, Xavier Albó, -a quien quiero y respeto-, por su amor a los indígenas, creía que el centro de la identidad boliviana era lo indígena. No me cabe duda que el MNR del 52 impulsó intensamente el mestizaje, lo hizo desde la economía, la política o la cultura, aunque sus expresiones culturales como los murales de Alandia Pantoja, no reflejaban el diálogo, el mestizaje, sino más bien, destilaban más el ímpetu revolucionario que la pluralidad de actores..

Pero ese MNR, de la mano del proceso de urbanización, avanzó mucho a construir múltiples mestizajes ¿Eso quiere decir eludir el pasado u orígenes indígenas? Claro que no, pues lo que se construyó son sujetos complejos que no renuncian a su pasado; pero, son otros viviendo en las ciudades o son, además, pobladores de un mundo cambiante, en el cual la tecnología ayuda convertirlos también en sujetos globales. El hablar de mestizos y mestizaje no es una maniobra intelectual -como lo afirman muchos indigenistas- para ocultar el pasado indígena; es sólo un hecho fáctico que da cuenta de la complejización de los sujetos. La testificación empírica de esto es la población del Alto, es urbana, es mestiza, pero no renuncia a sus pasados indígenas o campesinos, a muchas costumbres de ese pasado, pero a la par, es una población profundamente globalizada, que maneja tecnología de punta, que gusta de la música y novelas coreanas, que posee una relación económica intensa con la China, que desarrolla con intensidad la economía de mercado, con pequeñas cuotas de reciprocidad. Es decir que, en un ambiente de globalización, explota hasta lo último su capacidad de desarrollo comercial y económico, moviéndose en un moderno que no renuncia a su pasado histórico. 

D.A: Me parece que en tu análisis hay una tentación por la identidad individual o, en su defecto, por las identidades gremiales-corporativas (los futbolistas, los bailarines de la Morenada, los empresarios de la construcción, los cocaleros del Chapare, etc). Vale decir, “matas” las identidades (tradicionales) como bien explica el profesor Amin Maalouf en su Identidades asesinas, sin acabar de decirnos qué somos.

C.T: Siempre me remito a identidades colectivas, no individuales, eso de ser del Tigre, del Bolívar, de tal o cual fraternidad, de uno u otro sindicato, de tal o cual junta de vecinos, de los clubes de madres, es nada más que la prueba empírica de la complejización de las identidades y de los mestizajes, esto choca con el esfuerzo de muchos teóricos que buscan UNA respuesta, que les facilite el camino analítico que les diga: el mestizo es sólo esto. Pero el mestizo, los mestizos cargan en sus espaldas con muchos atuendos sociales, políticos y culturales que explican su diversidad. Lo único que mato es, en realidad, es el intento de entender las identidades como sólo una característica y, más bien, la llevo al territorio de la diversidad, a lo pluri multi, que camina hacia la interculturalidad.

D.A: Estoy de acuerdo plenamente contigo cuando afirmas “déjennos sentirnos cholos, mestizos, aymaras o quechuas, pero todo a la vez. No nos induzcan a pertenecer una singularidad originaria y, menos aún, a una particularidad cultural”. Muy razonable. Sin embargo, el país se dirige a una bi-conformación camba-colla: El Alto junto a La Paz tendrá más de 1/3 de la población boliviana para 2030 y Santa Cruz un poco más de un 40% para ese mismo tiempo. Sumarán aproximadamente el 80% de la población boliviana, con identidades regionales demarcándose cada vez con mayor firmeza e intransigencia, de seguir el curso histórico del presente.

C.T: Lo camba, colla es una complejización más de las identidades, le añade un dato más -el regional- a la diversidad de las identidades. Los k’ochalas cochabambinos, son collas desde una perspectiva general, pero, ellos no poseen una marca de homogeneidad con los collas paceños, potosinos u orureños, no, de ninguna manera, dentro de los collas no se crea homogeneidad, sino que se impulsan diversidades. Los collas alteños en mucho son muy diferentes de los de la Hoyada paceña. En la Hoyada, una cosa son los collas de Villa Victoria, o los de Chicani, Calacoto o Cota Cota, respecto de los collas de San Miguel o de la Pérez Velasco, todo ellos son diferentes, pero son mestizos.

En el lado de los cambas también se produce una compleización del mestizaje, los cambas que provienen de Tarija no dejarán de ser en algo chapacos, pero modificarán su pertenencia tarijeña, la enriquecerán con otras culturas; los cambas que vienen de Valle Grande son muy distintos a los cambas que migraron desde La Paz, Oruro o Potosí, los cambas citadinos nacidos en Santa Cruz son muy diferentes a los cambas de origen chiriguano o ayoreode. Los cambas de Yapacaní son muy diferentes a los cambas de Samaipata, los de Warnes difieren a los de San José de Chiquitos.

Se podrá entender que las migraciones regionales, aunque concentren población en La Paz o Santa Cruz no crean homogeneidades, ni siquiera una conformación bi-identitaria, sino a lo que conducen es a ampliar los mestizajes diversos que existen en el país. ¿Nueva York o Londres no son diversos? Lo son mucho más que Bolivia, nuestro país no es el ejemplo paradigmático de la diversidad o del mestizaje, es simplemente un caso más de despliegue de la diversidad.

D.A: Esa fluidez identitaria de la que hablas, por tanto, parece extinguirse y, el país tiende a quebrarse en opciones binarias excluyentes: los indígenas/campesinos de occidente frente a los criollos/blancos del oriente. No digo que deba suceder, pero la irresponsabilidad política transita hacia ese derrotero identitario dual. La virulencia de A. García Linera proclamando un embate de q´aras contra t´aras podría irse vislumbrando como la única verdad.

C.T: Como ya expliqué, no hay la conformación bi-identitaria, sino una mayor complejización del mestizaje y el aumento de la diversidad; la simplificación de García Linera que, además, tiene un sello maniqueo y políticamente interesado no tiene fuerza analítica. Los migrantes de todo el occidente han marcado de otra forma la diversidad cruceña, me resisto a hablar de blancos o de blanquitud en un mundo boliviano donde todo es mestizo, cruzado, encholado. Los Dockweiler, Grebe, Preticevic, Marincovic Schilling, Abendroth, Yaffar, Mamani, Colque, Condori, etcétera y, muchos etcéteras, son parte del mestizaje y de la cholitud Bolivia. De eso no  te quepa la menor duda. Con una sonrisa pícara, en un taller, un amigo mío dijo yo aquí soy el único blanco. Él era Don Cucho Blanco.

D.A: Afirmas con pertinencia “si hace un siglo, con Pueblo enfermo, Alcides Arguedas nos decía que el problema del país eran los indios, a inicios del siglo XXI los indigenistas más radicales dicen que el problema son las oligarquías blancas del oriente de país”. Esta cita merece comentarse: se simplifica su importancia, llegándose a aseverar que de la aversión anti-indígena de la casta criolla hemos pasado a la aversión anti-criolla de la casta indígena. Del modelo criollo pasaríamos al modelo indígena. Refuto esa tesis: considero que el modelo de la “blanquitud” sigue siendo el punto de llegada. La terminal soñada. Lo que venimos contemplando es una democratización de los actores en juego: hay más concursantes, de diversos colores y olores, pero la medalla de oro es la misma: la blanquitud. Es una paradoja que merece comentarse…

C.T: Con constituciones como la plurinacional del país lo que se hace es exacerbar los particularismos étnicos y eso es fuente de violencia real o discursiva, por aquí emergen muchos elementos de racismos de unos contra otros, de actores urbano contra rurales y viceversa. Pero, se da en un país que, a pesar de todo, posee un proceso histórico de inclusión social, con hitos como el Congreso Indigenal de los años 40 del siglo pasado, la Revolución de 1952, la Participación Popular de 1994 o el proceso de cambio iniciado por Evo Morales. Pero, a pesar de todo eso, no se logró extirpar el racismo y la discriminación de muchos actores sociales, en especial de indígenas, campesinos y de mujeres, y esto último, el tema de género no es necesariamente étnico.

¿Pero, los grandes discriminadores son los “supuestamente blancos”? No necesariamente, si se mira la realidad práctica, los sectores urbanos populares, el cholaje urbano, adinerado o no, es aquel que realiza una discriminación más fuerte contra campesinos e indígenas. La discriminación y el racismo como cultura política cotidiana está presente en varios sectores del mestizaje, populares o no. Y con el proceso de cambio hay discriminaciones de actores sociales con poder como campesinos o cocaleros contra sectores de las elites o, simplemente, contra clases medias que prefieren la democracia y no las autocracias. Así entonces, la blanquitud soñada no es ninguna meta, pues-abriendo los ojos no hay blancos puros, ha y sólo mestizos.

No creo en metas, pero imagino que el camino será el de la ampliación del mestizaje, sin renunciar a su pasado, pero lo quisiera al estilo mexicano, de ése que retrata Carlos Fuentes en sus novelas, me refiero al orgullo de ser mestizo, al orgullo de ser cholo y tomar a este vocablo no como un adjetivo descalificativo sino solamente como una descripción de parte del mestizaje. Desde esta perspectiva estoy muy lejos de las ideas de Tamayo que idealizaba lo indígena o de Arguedas que transitaba caminos semejantes.

D.A: Describías con audacia el avance de los “nuevos actores del capitalismo”. Me permito esta abundante cita: “si ya desde la colonia y a inicios de la República había sectores populares que operaban en el comercio de la coca, en la producción y comercialización de la chicha, si ya habían sectores de artesanos que realizaban varias actividades productivas, con la Revolución Nacional, se multiplicaron las posibilidades para ésos y otros nuevos sectores populares que se desarrollaron demostrando un gran olfato de mercado y revalidando sus destrezas por la acumulación económica, especialmente, en el campo del comercio y en menor medida en los de la producción. Para nadie es misterio el crecimiento de los contrabandistas en los 50 y 60, tanto que ahora ya tienen sindicatos, el transporte inter provincial, inter departamental, el transporte urbano, la metal-mecánica, los emprendimientos de joyería, la carnicería, las ventas al por mayor de abarrotes, el comercio de electrodomésticos, los negocios de las maestra mayores y menores de los mercados. Todo esto, operando en todo el país, en el occidente y en oriente, ha dado al surgimiento de una burguesía chola y cunumi muy pujantes”.

Fascinante. Sin embargo, parece que esta brillante reflexión se quedó corta. Debemos ligarla al MAS, a catorce años de gobierno y, sin dudas, a la bonanza económica tan remarcable que permitió que al menos dos nuevos millones de bolivianos de extracción mestiza/indígena se adentraran en ese sector de la “clase media” de la que hablabas…

C.T: La simplificación en el análisis de las burguesías cholas radica en que tratan de ligarlas solamente con el gobierno de Morales en la época del boom de las materias primas; todos esos análisis obvian el proceso histórico de constitución de las burguesías cholas. Trabajos de turistas analíticos como Kate Maclean miran con amor a Morales y creen que él democratizó a la sociedad y dio el empuje inicial para que sectores populares, emprendedores mestizos, aymaras, campesinos, cholos o indígenas ingresen al selecto club de los empresarios boyantes, es decir a las burguesías cholas y cunumis. Esas simplificaciones analíticas que se compran la bandera de la inclusión social hecha por Morales, gracias al boom de los precios de las materias primas, borran el proceso histórico, no reconocen que desde muy temprano en la República los mercados de alimentos, de bienes de primera necesidad estaban copados por campesinos, después por los mestizos populares, por el cholaje comercial. Olvidan que el chip andino, aymara o quechua es comercial, no se dan cuenta que tras de esos aymaras hay, desde siglos atrás, fenicios nativos que aman al mercado y que lo copan cada vez más, sin renunciar a sus lógicas de reciprocidad, pero poniendo por delante las lógicas de mercado.

Ese copamiento del mercado por parte de esos sectores populares fue de grandes dimensiones después de que la Revolución de 1952 democratizó la economía y permitió o abrió espacios económicos para que esos sectores populares se apropien de los canales de la circulación de alimentos, de bienes de primera necesidad, que copen el transporte de personas en el plano interprovincial, interdepartamental y, después, internacional. Esos simplificadores no miraban que esos sectores populares, además, se iban apropiando de varios sectores de los servicios, de las metal mecánicas, de las tiendas de alimentos, las ferreterías -antes en manos de migrantes extranjeros-, las carpinterías, zapaterías y muchas otra actividades más.

¿Esos turistas analíticos de adentro y de afuera, entienden el patrón de desarrollo y el modelo de acumulación de Bolivia y la operación de la economía? ¿Saben que el control de los sectores productivos estuvo en manos del Estado y pocas veces en manos privadas, sabían que el excedente económico nace de esas fuentes? ¿Pero, ante todo, sabían que el modelo de acumulación no generó industrialización ni proletarización de la fuerza de trabajo? ¿Conocían que desde muy temprano se engendró informalidad, la misma que en 2021 llega al 85%? ¿Sabían esas corrientes analíticas que la informalidad es clave en Bolivia y que la circulación de mercancías ha sido controlada por sectores populares que dieron origen a las burguesías cholas y cunumis? ¿Sabían que no es por marginalidad ni pobreza, ni por exclusión social, que las burguesías cholas se apropiaron del alma de la circulación de mercancías y de capital? ¿Creen esos sectores que la modernidad y el desarrollo de Bolivia pasa por formalizar a la informalidad ¿No entendieron que la informalidad en Bolivia es lo formal?

Los adláteres de Morales creen que él inventó la inclusión social en Bolivia, desconocen que ella es un proceso de larga data, no entienden que Morales no creó a las burguesías cholas, -ellas ya eran dueñas del Gran Poder cuando llegaron al gobierno-, sino que únicamente le dieron un gran impulso, no por decisión propia o política económica deliberada, sino porque la circulación de mercancías, la importación de bienes en la época del auge de los precios de las materias primas durante el gobierno de Morales se multiplicó por diez veces respecto del pasado y que ese monto de capital fue manejado por las burguesías cholas

Falta a todos esos analistas o apologistas del gobierno de Morales, entender que él solo fue parte de un piso más, -de elevado nivel- del desarrollo, de la construcción de las burguesías cholas y lo fue así porque durante Morales la economía no se formalizó sino, más bien, aumentó el grado de informalidad, terreno propicio para el despliegue de las burguesías cholas.

D.A: Asimismo, ponderabas a un conjunto de reformas democráticas. Nuevamente conviene citarte: “ese proceso de democratización hizo muchas reformes institucionales, no es minúsculo que haya reformado la Constitución en 1993, se haya definido al país como pluri-multi, no es poco que haya avanzado en una reforma educativa centrada en la educación intercultural y bilingüe, tampoco se debe despreciar la Ley INRA que abrió espacio para las Tierras Comunitarias de Origen (TCO). Pero, sin duda, la reforma más trascendental es la Participación Popular”. Plenamente de acuerdo. Sin embargo, todo ello sucedió mucho antes de que Evo Morales lograra la presidencia. ¿Por qué este olvido en la evaluación o es que no hay reformas de este talante a lo largo de 14 años de evismo? Y, sobre todo, ¿qué nuevas reformas deberían propiciarse a lo largo de los siguientes 14 años (o más)?

C.T: No olvido las reformas aprobadas durante el gobierno de Morales, máxime si entiendo que él es un piso más del nacionalismo revolucionario creado en la Revolución de 1952. Muchos de mis textos sobre mestizajes o burguesías cholas son anteriores a su gobierno o, en algunos casos, transitan cuando Morales estaba unos cinco o seis años en el gobierno. Sobre el análisis de ese gobierno y la conexión con los mestizajes y las burguesías cholas, ellos son un pendiente de mis análisis o percepciones. No tengo apuro en hacer esos trabajos, pues, el proceso continúa, debilitado, deformado, en crisis, pero sigue en pie. Pero, tengo pistas gruesas, por ejemplo, no me sorprende, como a muchos estudiosos del país, que no entiendan porqué Evo se haya aliado con  la burguesía de agroexportadores de Santa Cruz. No me da azoro que él haya apoyado tanto a Santa Cruz y no así al occidente. Es que hay que recordar que Bohan y, luego, la Revolución de 1952, propiciaron la Marcha Hacia el Oriente, pues apuntaban a la necesidad de crear una burguesía nacional que produzca alimentos, que industrialice la agropecuaria. Y como Morales es uh hijo de la revolución, lo que hizo es seguir ese camino, abrió las puertas a una segunda marcha al oriente y por ello convirtió a la burguesía agropecuaria de oriente en uno de sus grandes aliados. ¿Sorprende que el “izquierdista“ Morales se alíe con lo más conservador del empresariado cruceño? No para nada, ese es el libreto de la Revolución nacional en el siglo XXI.

El régimen de la revolución nacional de 1952 creó un Estado corporativo, autoritario, no respetuoso de las disidencias. ¿Morales que hizo? Formuló una constitución profundamente corporativa donde se llega al extremo de incorporar a la sociedad civil dentro del Estado. Este es un paso adicional del nacionalismo revolucionario en la construcción de un Estado corporativo y autoritario. ¿Debe sorprendernos eso? No a la luz de la historia, pues es eso lo que debe hacer un régimen de fuerte caudillismo. Pero, ese Estado corporativo es de actores básicamente mestizos (No me digas que los cocaleros o los cooperativistas mineros o los gremiales son originarios). ¿Y cuál es el discurso masista? Lo es del reforzamiento indigenista, es decir de poner en segundo lugar a todos los mestizajes, es decir, que no reconoce la realidad empírica y, en cambio, resalta interesadamente al sujeto indígena originario campesino como actor mayoritario del país. El olvido del mestizaje, de las clases medias de nuevo cuño es uno de los grandes ausentes del discurso masista.

D.A: Una de las aseveraciones más pertinentes de tu reflexión tiene que ver con la siguiente tesis: “en los momentos revolucionarios, se crean condiciones para visibilizar a otros actores o para visibilizar otras cosas, pero también para crear sus propias invisibilizaciones”. Me encanta ese párrafo. A partir de esa tesis interesa que digas que actores pudieron visibilizarse e invisibilizarse el 52, el 78-82 y el 2000-2005.

C.T: Con Belzu se comenzaron a visibilizar las clases medias populares, los artesanos. Con la Guerra del Chaco se visibilizaron los campesinos que fueron a luchar por el “General Bolivia”, pero también las clases medias urbano-populares que resistieron el peso de la contienda bélica. Post Chaco, y antes de 1952, se visibilizaron los campesinos del Valle Alto de Cochabamba, con la Guerra del Chaco, se visibilizaron las clases medias intelectuales ésas que escribían en La Calle y que generaron la ideología nacionalista revolucionaria, me refiero a los Montenegro, Céspedes. Por cierto, estuvieron visibles los obreros mineros, los fabriles, los ferroviarios, la Revolución Nacional visibilizó más a todos ellos y a las masas de k’hestis y de los k’oskosos de las ciudades. Ese proceso comenzó a invisibilizar a las elites tradicionales, oligárquicas, a las militancias conservadores como las de Falange Socialista Boliviana.

Del 78 al 82 se visibilizaron mucho más los sindicalismos de mineros, fabriles, los movimientos democráticos de mujeres, las clases medias urbanas que pedían el retorno a la democracia, los universitarios, maestros, los profesionales y los obreros en general, los onegeistas democráticos. El 2000-2005 es una fase donde se visibilizan mucho más los movimientos vecinales urbanos, los sindicalismos campesinos, en especial, de mujeres, los regantes, los onegeistas (que después  se volvieron no democráticos) que luchaban contra la “leyes malditas” del neoliberalismo, los cocaleros, los colonizadores, los gremiales.  Junto a eso, operó la invisibilización de las militancias de los partidos tradicionales. Si te das cuenta, son fuertes sectores mestizos, ante todo urbanos quienes se movilizan, así como los de ciudades intermedias que emergieron en la política de la mano de la Participación Popular. El discurso ideológico masista trató de visibilizar más a los indígenas durante su gobierno, y lo logró, paralelamente intentó invisiblizar a las mayorías mestizas, pero eso sólo vale para el discurso, pues no condice con una realidad llena de múltiples variedades de mestizos

D.A: Y, en particular, que actores se (in)visibilizaron el 2019 en la movilización de las “pititas”. Incluso me animo a preguntarte qué actores más podrían (in)visibilizarse en la Bolivia del futuro. Tengo la certeza de que nuevos actores surgen en nuevos tiempos. Por tanto, esta última pregunta conlleva una trampita obvia: ¿qué nuevos momentos podemos esperar en los siguientes años, que remuevan el piso ya endeble (y contaminado) del evismo?

C.T: No hay duda que desde 2016, desde el Referéndum en el cual ganó el No, la principal movilización y visibilización fue de los jóvenes democráticos que articularon su sed de democracia con tecnología, y eso tuvo un gran remate en el 2019, en el cual la grandiosa movilización fue de las mujeres, de los jóvenes y de las familias enteras, en especial, urbanas que pedían el respeto a su voto, que agitaban demandas democráticas y el respeto a valores como la austeridad, la lucha contra la corrupción y el cinismo en la política, contra el autoritarismo y las autocracias. Estas movilizaciones y visibilizaciones no son comprensibles sin el auxilio de las tecnologías modernas. También cobraron más visibilidad los movimientos cívicos como el cruceño o potosino; pero, no puedes descartar la visibilización de cocaleros o cooperativistas mineros que actuaron como fuerza parapolicial del régimen de Morales. Paralelamente acontece la invisibilización -desaparición lenta- de los sectores oligárquicos, en especial, del occidente del país, no así los del oriente que están engranados con el funcionamiento de la burguesía agropecuaria que tiene un fuerte contacto con las nuevas burguesías cunumis. Pero, a la vez, en todo el occidente son mucho más visibles las burguesías cholas que controlan la circulación de mercancías. 

D.A: En una convocatoria del PIEB “Reconfiguración económica y social en la articulación urbano rural de Bolivia: 1998-2010” del 2011, se pedía retratar a esta nueva Bolivia económica. Como miembro del directorio de esta prestigiosa institución, partías de una provocativa tesis: “lo que sucede en las fronteras de lo urbano rural no es solamente reciprocidad ni es únicamente capitalismo a secas, son más bien nuevas formas de adscripción y de dominio del mercado, pues si algo poseen en mente y en el corazón esos sectores populares, los más de ascendencia aymara, es el manejo excepcional del mercado que dista mucho de las ideas incipientes del vivir bien, y que se colocan en el horizonte del vivir mejor.” Notable introducción a tu disparo final: los qamiris son los nuevos ricos.

Es fundamental comprender esa tesis tomando en cuenta las hipótesis desplegadas en las investigaciones de Nico Tassi sobre las economías populares, Alison Spedding sobre el empoderamiento económico urbano-rural de los cocaleros de los Yungas, Carol Carlo sobre las economías de frontera y el éxito económico colla en Cobija, Dunia Sandóval sobre el transporte público y la presencia de nuevos actores de extracción aymara-quechua en Santa Cruz y Diego Ayo sobre los “bordes” municipales y el avance no siempre legal de las economías locales. Todo ello como fuente de consolidación de estos qamiris…

C.T: En ese conjunto de trabajos lo que detectan las investigaciones son procesos concretos de cómo en los últimos años se ha ido fortaleciendo el desarrollo de algunas variedades de burguesías cholas, otros los llaman empresarios populares, aymaras emergentes. Y lo fundamental de esas investigaciones es que dan cuenta que el fenómeno de despliegue de las burguesías cholas no sólo opera en las grandes ciudades, sino que está presente en las provincias y que tiene un contacto íntimo con obras públicas de gobernaciones o municipios. Pero, lo que no dicen esas investigaciones, -no era su objeto de estudio- es que todos los actores a los cuales investigan, no se rigen por las lógicas de la reciprocidad ni por la reconstrucción de la comunidad. Pero, los investigadores de manera práctica, se topan con actores que aprecian y amplían cotidianamente el mercado, ellos no logran expresar que tales actores aman más al mercado que a la reciprocidad, se trata de actores que no buscan el vivir bien, sino el vivir mejor.

Puedo formular la certeza de que esos actores sociales son profundamente neoliberales, no buscan la reconstrucción de la comunidad, aunque sí la usan para ampliar sus negocios. El Che Guevara se chocó con un país donde había propiedad privada de la tierra, y era claro que los campesinos no iban a pelear por socializar la tierra si ya eran propietarios. Los gremiales, los contrabandistas, los cocaleros son el nuevo neoliberalismo popular, aman al Estado para que les dé prebendas o los favorezca con políticas sociales, pero detestan que el Estado los controle ni los regule, proponen el libre cambio. La burguesía agropecuaria de oriente es muy adinerada, pero vive al lado de miles de q’amiris adinerados, los cuales están repartidos en todo el país.

Estas investigaciones fueron desarrolladas en 2011. ¿Qué sucedió desde aquel momento? Tengamos en cuenta, como lo sostienes, que “las campañas políticas del MAS se fundaron en la crítica al modelo neoliberal y al Consenso de Washington, pues planteaban que el modelo generó pobreza, inequidad y que privatizó los recursos naturales abriendo espacios para las oligarquías económicas. En términos de intereses, el MAS y sus partidos o movimientos afines, deseaban que el excedente económico sea controlado por el Estado y redistribuido a favor de los sectores populares. Su llegada al gobierno implicó dejar atrás el Consenso de Washington y el modelo neoliberal desplegado en 1985”.

Si quieres entender la política, no creas en lo que dicen las leyes, no te fíes de lo que afirman los políticos, simplemente mira lo que hacen. No te olvides que la CPE de 1826 fija la necesidad del Estado de derecho, de los check and balances entre los poderes, pero ¿sucedió eso alguna vez? No. Los políticos de uno u otro sello buscan la concentración del poder, en esa medida no son democráticos.

Los caudillos populistas en general son muy pragmáticos, siguiendo su breviario ideológico “nacionalizaron” los hidrocarburos, una nacionalización muy peculiar, hicieron muy poco de eso en la minería, pues lo central de ésta es San Cristóbal y no la tocaron; dejaron la explotación privada de los cooperativistas, nacionalizaron Entel y algunas cosas más, pero, no afectaron a la gran burguesía agropecuaria de oriente y, más bien, se aliaron íntimamente con ella. Dado que las importaciones subieron de 700 millones de dólares a casi 9.000 millones, dejaron que ese flujo sea controlado por las burguesías cholas, empresarios privados de origen popular. No cerraron la economía, dejaron la libre importación, legal e ilegal de todo, es decir, actuaron con profundo neoliberalismo. Tomaron el neoliberalismo en el manejo de la macroeconomía y anclaran el tipo de cambio.

Claro que aumentaron el peso del Estado en la economía por las nacionalizaciones. Formaron muchas empresas estatales, Cartonbol, Papelbol muchas bol más, pero el núcleo de esas decisiones no era ampliar el tamaño del Estado sino beneficiarse de las comisiones en la instalación de tales empresas. El resultado es que casi todas ellas están quebradas. Pero, la burguesía chola llegó a su esplendor, es que el patrón de desarrollo boliviano primario exportador, muestra que la creación de excedente puede estar controlada por el Estado o los privados, pero, desde 1952 en adelante, la circulación de capital y de mercancías está copada y controlada por esos sectores populares. Como el MAS desindustrializó el país y amplió la informalidad económica, lo que hizo es ensanchar el territorio económico donde actúan las burguesías cholas.

D.A: ¿Lograron su propósito con este retorno del Estado? Y, sobre todo, ¿qué nuevo acuerdo está o podría estar en ciernes de 2021 en adelante? Creo que ambos “consensos” ya periclitaron. ¿Qué viene o puede venir?

C.T: Si te das cuenta el Estado empresario es feble, es débil, ni siquiera en los hidrocarburos estamos bien porque no hubo reinversión, ni inversión en exploración, el Estado empresario en la minería está hundido, todas la cartonbol u otras bol están quebradas. El déficit fiscal es cercano al 10%, las exportaciones y las importaciones se redujeron al mínimo, la renta petrolera está por los suelos. Si te das cuenta, fracasó la apuesta por el Estado empresario y la economía comunitaria. La informalidad está creciendo, pero estamos en época de vacas flacas, sin boom económico. Llegó la hora de apretarse el cinturón por varios años y eso es válido para todos los mestizos y las burguesías cholas.

Las grandes ofertas de revolución, política y cultural, están desgastadas; las promesas de cuidado de la madre tierra y del medio ambiente, se han hundido, no las oye nadie. Ya no hay mística de cambios. Queda sólo la hora del autoritarismo para disciplinar o encarcelar a la oposición con juicios de todo tipo, llegó el tiempo en que el Estado querrá domesticar por la fuerza a la sociedad. Pero, todo esto lo quiere hacer un gobierno débil y un Evo Morales, a través, de Arce, pero, un Evo que es el problema, incluso dentro del MAS. No es hora de grandes acuerdos, sino de cuidar la vida, la libertad de prensa, de pensamiento y el derecho al disenso. Es decir, es hora de cuidar los valores democráticos.

Finalmente hay una cola que no quiero pasar por alto: tu admiración y agradecimiento por/a Rene Zavaleta Mercado. Tu escritura al respecto es verdaderamente seductora: "Las preguntas radicaban en tratar de entender cómo Zavaleta podía articular los Grundrisse con el “Puente de la Villa”; o cómo podría conectar al Movimiento, al MNR del 52 con Weber (…) Esos interrogantes talvez quedaron aclarados cuando ese Zavaleta de voz ronca no se reclamaba como oligarca, cuando no buscaba adornar su apellido con los blasones de la alta alcurnia, como el clásico ejercicio amigable e íntimo del señorialismo boliviano. Todo eso quedaba cristalino cuando el vino, la certeza, el whisky, el brandy o el pisco, todo mezclado y servido por la mano de Zavaleta, con ch’alla y todo, lo conducían a sacar pañuelo y “bailarse” con nosotros una cuequita, en cuyo “aro, aro”, después del seco tradicional, venia el abrazo efusivo, confesando: “está claro ¿no?, ¡nosotros somos nacional-populares!”.

D.A: Grandioso relato Carlos. ¿Qué queda de esto? ¿dónde están hoy en día los “nacional-populares”? Y, claro, ¿por qué podríamos bailar todavía esa cueca que hacía llorar a Zavaleta y sentir que la historia marcha aún por la senda correcta?

C.T: Lo nacional popular es un sentimiento, no una categoría analítica, a pesar del ideologüema nacionalista revolucionario que trabajó con maestría Luis (Cachín) Antezana.  Si Bolivia pre 1952 tenía una cultura dominante marcada por las elites tradicionales y por las oligarquías, con el 52, con la Revolución, fue posible -para muchos actores- rebelarse, proclamarse como populares, o más que eso, como nacional populares. Pero, eso nació en las arenas ardientes del Chaco Boreal. Esto implica, sacarse el complejo de más de un siglo y mostrarse como cholos asumidos, como mestizos morenos capaces de cambiar un Estado. Cuando el 52, en el Primero se oía cantar a los choferes: “primero, de mayo, primero de mayo, fiesta de k’oskosos choferes”, ellos no estaban llorando, no se sentían discriminados, al contrario, expresaban el orgullo de ser actores sociales que tuvieron la capacidad de hacer una revolución y un cambio social profundo en Bolivia.

Cuando te proclamas nacional popular, no expresas que eres socialista, marxista, guerrillero, lo más que dices es que eres mestizo, orgulloso, del cambio social experimentado en Bolivia desde 1952. Dices, ante todo, que no eres oligárquico, ni estás con los códigos culturales de ese grupo social, sino que estás en un camino de profunda inclusión social; no te reivindicas como indígena o campesino sino, sólo sabes que el acceso al alfabeto no te prohíbe ser actor social de transformaciones. 

Desde los Jairas  -incluida la Violeta Parra.- con su música, con el compadre Palenque, con Max Fernández, con los kataristas, Jenaro Flores o Víctor Hugo Cárdenas, con la Participación Popular, con los cambios durante Morales, sabemos que no hay complejo de ser empresario popular de la Eloy Salmón, de la Huyustus, de ser carnicero de la Villa San Antonio, contrabandista de Villa Victoria, transportista a Arica o Antofagasta, vendedor de la 16 de Julio, de las Siete Calles en Santa Cruz, de la Viborita en Tarija  o de cualquier contrabandista en todo país; no, no hay complejo, antes bien, hay orgullo de ser así. Hay felicidad de ser caporal de Villa Copacabana, de ser preste de cuanta entrada haya en los barrios de todo el país, de la Paz, Cochabamba, Santa Cruz. No hay complejo de tener grandes locales de bailes de las burguesías cholas en la Garita de Lima o en el Alto de La Paz, donde los chicos de la zona Sur -mestizos de otros grupos- se mueren por estar presentes en sus fiestas. Esos son los nacional populares, orgullosos de lo que son, con menos complejos que los de los achachis del Círculo de la Unión.

Pero, eso no quiere decir que los nacional populares que oyen con deleite a Música de Maestros o Bonanza, sean democráticos, que amen el Estado de derecho, los check and balances, ni que adhieran a la democracia representativa. Antes bien, los hábitos de ellos son de una cultura autoritaria; ellos no se conduelen si hay violaciones de los derechos humanos, ni si se violan las garantías fundamentales. Con su cuerpo expresan la inclusión social, pero sus conductas nos enseñan que no son ciudadanos democráticos. Hermoso ser nacional popular frente a las viejas aristocracias u oligarquías de gente “bien”, pero, a la par, una cara de sonrojo porque no son demócratas del siglo XXI. Yo, feliz de ser nacional popular, pero preocupado porque no hay demócratas en el país, y el reto, para mí mismo, es el de ser un demócrata y simultáneamente un nacional popular. De este modo, seguiríamos bailando cuequitas democráticas, con un cholo zapateado, con René Zavaleta. Es decir, que miro optimismo el futuro, si está marcado por la inclusión social, el mestizaje
BD


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