Política | 13/07/2020

Amalia Pando: “No volverán"

“No hay nada peor que ver a Evo Morales como un buitre carroñero disfrutar de la devastación, ahondarla y querer sacar provecho político de los muertos. Ha negado la existencia del coronavirus y se ha opuesto a la cuarentena” (Amalia Pando)

Acumulación de basura en Cochabamba. Foto: Los Tiempos

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La Paz |13|7|20|

Amalia Pando / Cabildeo Digital

Evo Morales y el MAS no volverán. Es una certeza política. Ellos no se cansan de hacer anuncios en sentido contrario y parecen convencidos que tras las elecciones del 6 de septiembre recuperaran la Plaza Murillo y sus inmediaciones y entonces comenzará la revancha que podría dejar más muertos que el coronavirus. Son deseos, nada más. En febrero del 2016, para el referendo, mostraban la misma convicción, al igual que en octubre del año pasado cuando, apoyados en el fraude, estaban seguros de ganar. No se les pasó por la cabeza que podían ser derrotados, ¡y lo fueron! 

Mientras la ambición de poder está desatada, una tristeza muy profunda recorre el país por las secuelas con extremos impensables que está dejando el coronavirus. Tenemos nada menos que a la propia presidente Jeanine Añez contagiada con este virus y a los tres ministros de su mayor confianza: Eidy Roca, de Salud; Yerko Núñez, de la Presidencia; y Oscar Ortiz, de Economía. Los casos aumentan que dan miedo, 1.600 contagios en 24 horas; el COVID-19 ya cobró más 1.700 muertos en los cuatro meses de pandemia, es un saldo de guerra; hay muertos en las calles que son la noticia de Bolivia para la prensa internacional; hospitales que cierran sus puertas a los pacientes que llegan agónicos y otros como el de Quillacollo, que apilan los cuerpos de sus pacientes fallecidos en la acera; amigos y familiares que han perdido sus empleos, 140 niños contagiados en El alto, y podríamos seguir con los hechos que nos hunden en la depresión. 

Como un buitre carroñero

Pero no hay nada peor que ver a Evo Morales como un buitre carroñero disfrutar de la devastación, ahondarla y querer sacar provecho político de los muertos. 

Ha negado la existencia del coronavirus y se ha opuesto a la cuarentena y lo ha hecho violentamente, atacando con piedra y dinamita a los trabajadores de la salud y con toda furia a los policías, al extremo de desarmarlos, destruir sus vehículos y correrlos de los territorios controlados por su partido.

Lo que ocurre en K’ara ya no tiene calificativo. Está en la zona Sur de la ciudad de Cochabamba. Allí se encuentra el botadero municipal. En los últimos años ha tenido un gran crecimiento urbano con nuevos asentamientos de gente que llega del campo. También tiene un hospital, pero no tiene agua. 

Allí, el MAS ejerce un control militar sobre la zona y sus habitantes. Es un ensayo de guerrilla urbana con las soñadas milicias populares. Para eludir las consecuencias penales, el MAS se hace pasar por un grupo de “autoconvocados”, grupo que desde la huida de su jefazo ha bloqueado de forma intermitente el botadero para castigar a los capitalinos. Estos bloqueos tan prolongados sin duda requieren de un enorme financiamiento. El resultado es palpable: hay 60.000 toneladas de putrefacción regada por toda la ciudad. No conformes, quieren ampliar su área de impacto al botadero de Villa Ingenio en El Alto donde se inició otro bloqueo. 

Llegaron a secuestrar y vaciar los carros cisternas que abastecen de agua a los vecindarios de K’ara K’ara. Ningún diálogo racional ha servido para reabrir el botadero. El gobierno ha intervenido con policías en varias ocasiones para rehabilitar la ruta de la basura y sólo ha obtenido lesiones en los uniformados y la destrucción de algunos de los vehículos policiales.

Logró sin embargo detener a tres de los dirigentes y trasladarlos hasta La Paz para ser juzgados. Los nuevos bloqueos son para la liberación de los detenidos y afectan al hospital, expresamente cercado para que no reciba agua. 

La gobernadora de Cochabamba, Esther Soria, bajo las órdenes de Evo Morales, ha sido la cabeza de las acciones de los “autoconvocados". Un audio difundido por las redes sociales prueba esta coordinación y el desprecio hacia el virus como consigna política. Se oye la negación del peligro que acecha a la población y es aplaudida por su audiencia. 

Evo Morales, desde Buenos Aires, tardó nada en repudiar –so pretexto de los derechos humanos– las detenciones en K’ara K’ara, lo que demuestra que hace un seguimiento cuerpo a cuerpo de todo lo que ocurre en su último fortín movilizado. 

Esta política de ahondar el desastre para que Evo se levante como un salvador en medio de las tinieblas, explica por qué la gobernadora Soria se guardó la plata de los hospitales, los medicamentos y la bioseguridad. Si en Cochabamba hay muertos por COVID-19 tirados en las calles, al igual que toneladas de basura, es de entera responsabilidad del MAS que maneja el SEDES, dependiente de la gobernadora Soria y ésta a su vez de Evo Morales. 

¿Sabe qué dijo Telesur, el canal internacional del dictador Nicolás Maduro, sobre los acontecimientos en K’ara K’ara? “Policía reprime a los recolectores de basura”. Son titulares para reforzar en la comunidad internacional la idea de un gobierno “de facto”, represor. Ni una línea sobre la barbarie de hundir a la población en basura y negarle al hospital y a los vecinos el acceso al agua, en plena pandemia. 

Cortar el agua y la comida a las ciudades es propio del jefazo del MAS quien ya tiene causa judicial abierta por haber dado esa orden en noviembre de 2019, tras haber escapado a México. “Que no entre comida a la ciudad… vamos a bloquear. Un cerco de verdad”, instruyó a través del narco Alejandro Yucra. 

Con tal de volver al poder, Evo Morales no se hace problema, usará todo lo que este a su alcance, lucha armada, elecciones o golpe militar. 

Mueve inclusive a senadores gringos 

El retorno de Evo Morales al gobierno de Bolivia es de vida o muerte para los cubanos que hace un año reemplazaron el ALBA por el Grupo de Puebla, integrado por todos los expresidentes corruptos destituidos y Cristina, que volvió a la Argentina agazapada en la vicepresidencia, cuyo ejemplo todos quieren seguir. 

En función de ese objetivo, recuperar el poder perdido, no han dejado pasar un solo día de los últimos siete meses para desatar una feroz campaña contra la democracia boliviana. La base de la campaña son las noticias falsas, como las de Telesur sobre K’ara K’ara, y usan un aparato de influencias que les permite llegar incluso al New York Times y al Washington Post, con supuestos estudios que ellos mismos hacen afirmando que no hubo fraude en octubre y que la OEA fue parte de un golpe de Estado. 

Pero, además, ¡qué habilidad!, han podido ingresar al mismo Senado de Estados Unidos. Siete legisladores, encabezados por Bernie Sanders, sacaron una proclama para condenar la violación de los Derechos Humanos por parte del gobierno de Añez. El embajador Walter Serrate les respondió con toda contundencia, pero sin repercusión mediática. 

Aprovechan la condición indígena de jefazo para proyectar el estereotipo de un golpe de Estado de una minoría blanca contra el Mandela de los Andes.

Sin embargo, Morales no tiene nada que ver con Mandela, el líder demócrata que acabó con el apartheid en Sudáfrica y que no buscó la reelección, y, en cambio, tiene más rasgos en común con el dictador de Zimbabwe, Robert Mugabe. 

Bloqueos aún peores

Para enfrentar la pandemia, organismos internacionales y países amigos concedieron cinco créditos por más de 1.700 millones de dólares que no se pueden usar, a pesar de la crisis sanitaria, por un bloqueo legislativo a cargo de la mayoritaria bancada del MAS. En ese monto están incluidos los 370 millones de dólares otorgados por el FMI que ya están en las cuentas públicas pero congelados. 

Nada los ablanda, ni siquiera la muerte por COVID-19 de un diputado y un alcalde del MAS y el contagio de la propia Eva Copa, presidenta del Senado. Los recursos para luchar contra la pandemia están bloqueados. ¿Puede existir una mayor violación a los derechos humanos que esto? 

Las elecciones del 6 de septiembre son urgentes sobre todo para clausurar a este Parlamento bloqueador que abusó de los dos tercios.

Bloqueo a las FFAA

Por derecho propio y por Ley, a principios de año una nueva promoción de militares debía ascender a generales para hacerse cargo de la institución, y, la del 2019, que está en el alto mando militar, debió pasar a reserva. 

El MAS, con Eva Copa llevando la batuta, vetó los ascensos provocando un descalabro institucional. Quieren preservar a los generales de Evo en puestos de mando, por si los necesitan. “Son pocos y están bien identificados”, según el ministro de Defensa, Fernando López, quien también asumió de forma interina la cartera de Salud, por el contagio con coronavirus de su titular. 

López se ganó unos buenos memes al restarle importancia a Evo Morales que criticó esa doble función. “Ah… qué bien. ¿Qué más?”, dijo. (ovación) 

Otra vez: no volverán

Es obvio que el MAS quiere volver por la buenas o por las malas. Pero no le alcanza. Puede aprovechar el desprestigio del actual gobierno, el dolor de la gente y la mala memoria de muchos, los que olvidaron 14 años de saqueo y represión al por mayor. Pero ni así, no le alcanza. 

¿Usted cree que puede ampliar el núcleo duro que lo acompaña? Más allá de ese núcleo, ¿podrá ganar votos ahogando a la gente en basura, apedreando hospitales y empujándola a los brazos del coronavirus? No, categóricamente.

Hoy, las “pititas” estarán divididas, pero tienen una convicción de acero y, lo más importante, siguen siendo una contundente mayoría que quiere vivir en democracia. 

Como escribió el periodista Robert Brockmann: “(los pititas) somos poseedores de una gran victoria política en las calles, producto de una movilización espontánea, resultado de un ideal colectivo de democracia que estaba siendo violado y secuestrado. Somos autores y depositarios de la gesta democrática más importante en décadas de la historia boliviana”.

No vamos a tirar esa gesta por el caño. Cuando estemos frente a las urnas, con barbijo, protector de soldador y guantes de plástico, la tendremos clara: Evo y sus 40 ladrones, ¡nunca más! Eva Copa y sus dos tercios, ¡nunca más! Narcos al poder ¡nunca más! 

Vamos a concentrar el voto y le daremos una tercera paliza electoral inolvidable.



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