Las encuestas muestran, unas a Luis Arce con
puntos sobre Carlos Mesa, otras casi empatando (en las grandes ciudades). Es
posible, pero por ahora poco probable, que Arce pueda ganar en primera vuelta.
Si hay balotaje, Mesa ganará cómodamente. Arce, el MAS y algún posible aliado
menor (Chi) parece que podrían contar con 40% más o menos de la votación
válida. En conjunto, las candidaturas opuestas al MAS llegarían a sumar un 60%
más o menos del voto válido.
Como el voto anti MAS está fraccionado por muchas candidaturas, hay chance de que Arce corone en primera vuelta. La derecha dura es encabezada por Camacho (que va cayendo en las encuestas). La derecha de tradición (con adherencias de grupos de centro izquierda institucional, Revilla) es encabezada por Jeanine Añez (que aún no se llega a caer fuerte en las encuestas, pese a la pandemia).
El centro institucionalista (con adherencias de centro derecha, de centro izquierda e izquierda) es encabezado por Mesa, que no despega con fuerza hacia arriba en las encuestas porque Jeanine Añez aún le resta mucho voto, como un fuerte lastre (muy conveniente para el MAS). El centro delincuencial y corrupto (el MAS, con discurso izquierdizante para consumo internacional y práctica pro capitalista empresarial extractivista radical) es encabezado por Arce, que no aporta como candidato al MAS en las encuestas por su nulo carisma político (el voto del MAS sigue siendo solo inercia de su poder gubernamental y político previo).
Para las próximas elecciones en Bolivia no hay
candidatos/as presidenciales de centro izquierda, de izquierda o de izquierda
dura. Inédito en la historia de Bolivia desde 1952. La izquierda boliviana ha
sido despedazada electoralmente en los 14 años del régimen de Morales. El
futuro del país, si vuelve el MAS a gobernar, promete autoritarismo, violencia
fría dura (pero quizá caliente o hasta ardiente, si la crisis económica golpea excesivamente
fuerte), un mayor y creciente rentismo-extractivista procapitalista
predominantemente asiático, acomodos neoliberales y keynesianos, economía pobre
y pobreza elevada, y muy fuerte (incluso terrible) corrupción.
Si gana Mesa, tendremos un país con baja gobernabilidad, con democracia
efectiva (lo que mejor ofrece Mesa), con muchos conflictos sociales, pobre
economía y mucha pobreza, de políticas económicas titubeantes y también de
acomodos neoliberales y keynesianos, baja capacidad de cuidado medioambiental
(aunque con un gobierno efectivamente algo proambientalista a diferencia del MAS), y también permisividad
procapitalista para transnacionales europeas y asiáticas (USA no tendrá
demasiada posibilidad de retorno con fuerza). En suma, con Arce o con Mesa, la
izquierda seria parece que quedará arrinconada por un largo tiempo en el lugar
contemplativo y de lamentación académica que tiene hoy en países como USA,
Perú, Guatemala y otros. El MAS, si llega al gobierno, la seguirá destruyendo y
la perseguirá. El gobierno de Mesa la marginará.
Habrá que votar por el mal menor. Tales algunas de las perspectivas del país, vista Bolivia algo descarnadamente por un emigrado de izquierdas que no termina de dejar su patria.
Antonio Arraya Vetrgara es médico y cronista, residente en Roma.
@brjula.digital.bo