Las FFAA se habían reorganizado tras el desarme y el cierre del Colegio Militar por parte de la Policía y el partido de Gobierno en 1952. Entonces, tanto Alfredo Ovando Candia como René Barrientos Ortuño, quien fue comandante de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), juraron al MNR, como le gustaba a este parido que hicieran, con la “V” de la victoria. Era una situación absolutamente ilegal.
La Constitución sigue declarando hoy en día ilegal que el Comandante de las FFAA y de la Policía estén diciendo que apoyan el proceso de cambio. Pero a estas alturas la ilegalidad se convirtió en un exotismo.
Lo cierto, en ese contexto, es que Paz llevó adelante las elecciones en junio de 1964. La oposición decidió no presentarse a las elecciones; algunos partidos políticos presentaron a sus delegados como candidatos a las cámaras de diputados y de senadores. El resultado fue que, sin oposición, Paz Estenssoro acompañado de Barrientos ganaron las elecciones abrumadoramente con el 98% de los votos.
¿Eso es lo que queremos para las elecciones del próximo año? ¿Dejar sólo a Evo Morales, que va a candidatear absoluta e ilegalmente? Por lo menos de Víctor Paz Estenssoro estaba habilitado por la Constitución, y la de 1961 le permitía reelegirse.
Pero el hecho es que la gente estaba podrida con la revolución nacional, por el plan de estabilización que de revolucionario no tenía nada, que estaban en la primera etapa de la inflación, por la corrupción, por los fondos de contrapartida, por las latas de manteca, por los milicianos abusivos, por todas esas cosas la gente estaba harta.
Así que muy constitucionalmente, Paz Estenssoro fue a la reelección y el 4 de noviembre de 1964 el general René Barrientos Ortuño y Alfredo Ovando Candia le dieron un golpe de Estado cruento, fuerte, duro. No necesitaron mucho tiempo porque la aviación ametrallara el Laikacota, que era un lugar desde donde los milicianos podían vigilar toda la ciudad de La Paz.
Perdida la situación Víctor Paz se fue a Lima y dejó el país a merced de las FFAA. La ciudadanía se tomó las casas de dirigentes movimientistas, como la de Claudio San Román, donde ahora es el Liceo Bolivia. Ahí se dijo que había cuartos de tortura. No se salvó tampoco ninguno de los ministros de Paz Estenssoro, la gente entró a sus casas y asaltó todo.
¿Lecciones? ¿Aprendimos la lección del 4 de noviembre? Los gobiernos tienen un límite por muy revolución nacional que sea, tienen un límite, el pueblo le puso un límite a la revolución nacional y ojo que la de 1952 no fue un invento. De verdad se nacionalizaron las minas, se dio voto universal, se hizo la reforma agraria y se entregó tierras a los campesinos. Y no aguantó. No se puede burlar la voluntad popular.
Mario Espinoza O. es periodista
Tomado del programa De Nueve a 12, radio compañera, 5|11|18
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