Los otros comités cívicos estuvieron entre ambas posiciones: los de Cochabamba pidieron la renuncia no sólo a Ortiz, sino a todos, porque su líder, Juan Flores, es de los que piensa que no hay que participar de las elecciones. Esta idea la lanzó porque él no pudo ser candidato. Pero si nadie se presenta se la da una vía expedita para que Evo Morales gane. Esa parece ser la oposición más radical y la que plantea ir a un paro. Ello sería correcto si hubiera un ambiente que permita garantizar un paro indefinido exitoso.
Hay otras posiciones como la de La Paz, quien dijo que sería bueno que exista un solo candidato de oposición. Apeló al patriotismo de Ortiz y las otras candidaturas que tienen apoyo reducido. Para unos la discusión es cómo derrotar a Morales y para otros es participar en las elecciones con presencia en el Parlamento. Otros dicen que no es posible derrotar a Morales e intentan salvar su sigla.
En 2014, en las últimas elecciones, la candidatura de Morales ya era inconstitucional. Entonces se discutía si Morales obtendría los dos tercios. La oposición hizo una mala lectura y creyó que lo que estaba en discusión era la presidencia y no evitar que el oficialismo tuviera una aplanadora en el Legislativo. La estrategia estuvo equivocada, no se unieron y con esta estrategia equivocada Morales gana.
Ahora parece lo mismo, si Evo gana no será por mérito propio sino por errores de la oposición, que piensa sólo en tener una representación en el Parlamento y no en ganar las elecciones. Es decir, entran al combate derrotados. De entrada hay nueve candidaturas y ocho opositores y ellos no entienden la coyuntura y cuáles el objetivo central. Aunque levanten la bandera del 21 F, traicionan ese sentimiento popular que fue decirle “no” a la candidatura de Morales y García Linera.
De las ocho candidaturas hay un asola que se convirtió, por decisión popular, en la más fuerte: la de Carlos Mesa. Es decir que del 51% que obtuvo el No, el 30% votaría por Mesa y queda un 20% que está dividido en una candidatura de Ortiz, que fluctúa alrededor del 10%, y las otras opciones, que casi no cuentan. Pero el voto indeciso es un voto significativo, es mayor de los que se inclinan por Ortiz.
Ortiz está haciendo una campaña para la Gobernación, que se disputa en abril próximo, y no para la presidencia, porque sabe que no ganará las elecciones nacionales. En función a esa campaña intenta restar unos puntos al candidato de mayor preferencia de la oposición, que es Mesa, y puede permitir ganar a Morales en primera vuelta. Para lograr eso, debe hundir a Mesa, quien es el blanco de todos los ataques. El MAS no dio tregua y ese fue el objetivo de las primarias, de lanzar de forma prematura la candidatura de Mesa y tener ocho meses para desgastarlo.
La estrategia de Morales es quedarse indefinidamente, pisando la Constitución a través de sus amigos del Tribunal Constitucional, avalado por sus amigos del Tribunal Electoral. Para quedarse debe dividir y darle con todo al único que puede derrotarlo. Esa persona es Carlos Mesa.
Tomado del programa Cabildeo
Amalia Pando dirige el programa Cabildeo, que se emite por internet
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