Como suele ocurrir, las formas se han impuesto al fondo y la polémica se ha desatado alrededor de lo superfluo, dejando de lado lo central. En la burla y el jolgorio por el nuevo nombrecito de Evo Morales, hemos pasado por alto el motivo y el contenido de la llamada telefónica.
La llamada de Evo Morales a Nicolás Maduro era para felicitarlo y hacerse copartícipe de la victoria del régimen venezolano en la operación que impidió el ingreso de ayuda humanitaria. El presidente de Bolivia estaba llamando a Nicolás Maduro para compartir el crédito de una jornada de represión sangrienta que dejó un saldo de muerte y cientos de heridos, como producto de la decisión de no permitir el ingreso de ayuda a un país que sufre una crisis humanitaria de dimensiones dantescas.
Y algunos están afanados en rasgarse las vestiduras por el mote de Gran Jefe Indio del Sur.
“La victoria nos pertenece” le ratificaba Maduro a su amigo Evo en vivo y en directo, antes de despacharse un tweet en el que blandía a los cuatro vientos la llamada de su hermano “…en apoyo y respaldo por la heroica batalla que estamos librando en unión Cívico-Militar, contra la injerencia imperial”.
El mundo entero y entre ellos la inmensa mayoría de los bolivianos vimos espantados las escenas de ese acto horroroso de violencia e indolencia, y Evo Morales lo aplaudió, sintiéndose además coautor y partícipe moral de la operación.
A mí me parece que eso es bastante más grave que lo del jocoso apodo, tanto para nosotros como para el gobierno y para el presidente Morales. Para los bolivianos, porque asumo que compartimos la indignación de que nuestro presidente nos arrastre a ser parte de un acto de barbarie condenado internacionalmente.
Y para Evo Morales, porque tener que cerrar filas de manera tan indigna por un amigote dispuesto a despedirse del poder masacrando y matando de hambre a sus ciudadanos, es sin duda un costo enorme.
¿O pensará Morales que alguien acá o afuera, aparte de los amarrahuatos que lo rodean, creen el cuento de que Maduro es un ejemplo democrático naufragando irreversiblemente a causa de las conjuras del imperio?
Sacar cara por un tirano impresentable que ha quebrado a su país, que hoy es condenado por la opinión pública mundial y que he dejado de ser reconocido como presidente por las principales democracias del mundo, es una quemada de alto costo político-electoral, que seguramente debe avergonzar incluso hasta a los que tenían la intención de votar una vez más por Evo Morales.
Ese es el costo que le toca pagar al MAS en retribución a los favores recibidos por sus amigotes, y ya lo está pagando, independientemente de que el régimen venezolano caiga ahora o dure hasta fin de año.
Ilya Fortún es comunicador social.
@brjula.digital.bo