Es como si hubiera dos diputadas Rivero: la que se presenta por escrito y la otra, oralmente. La primera escribe el informe cuidándose las espaldas y evita prevaricar, y la oral se solaza lanzando acusaciones en los medios de forma irresponsable.
La Rivero oral se pasea por los medios en franco tour, acusando abiertamente al expresidente Mesa basada en nada, mostrando apenas un par de rebuscados movimientos de cuentas y flujos migratorios con los que ha conseguido el desparpajo necesario para gritar a los cuatro vientos que hubo corrupción en la gestión del ex presidente. Lo dijo textualmente en un programa de la red ATB: “Si yo fuera fiscal están fueran pruebas, pero no hay ninguna duda de que mis indicios son pruebas”
La Rivero por escrito apenas señala en su informe una lista de al menos nueve nombres, entre los que está el expresidente Carlos Mesa. No presenta como indicio y menos como medio probatorio para que la Fiscalía acuse al ahora candidato presidencial.
¿Será que la bipolaridad ha llegado a la Asamblea Legislativa? Porque la diputada Rivero únicamente frente a una cámara y un micrófono da rienda suelta a su actitud difamatoria contra Mesa, pero por escrito no puede sustentar nada. Si como dice en medios tiene pruebas contra Mesa, ¿por qué no lo acusó? o al menos presentó indicios contra él?
Algo está pasando con Rivero: una crasa ignorancia e irresponsabilidad o el triste principio de un trastorno psiquiátrico grave. En ambos casos, no podemos hacer otra cosa que desear que se recupere.
Paola Cortés es abogada.
@brjula.digital.bo