Se publicó una especie de redición de cuentas. Desde 2013 en adelante, 2018 fue el que se gastó más dinero. En 2011 se gastaron cinco millones de bolivianos; para el 2013 esa suma se triplicó, en 2014 fueron casi 17 millones de presupuesto, en 2016 bajó a 15 millones; pero en 2017 subió a unos 28 millones de bolivianos y en 2018 fue de 29 millones de bolivianos.
Separando los ítems, en 2018 se gastó más en consultores, por 15 millones de bolivianos. Los antecedentes, alegatos, preparación de la acusación fue un trabajo importante, pero nunca como antes se gastó en consultores. No crean que porque hay consultores no existe una partida de sueldos, no: el segundo ítem se refiere a sueldos, que llegan a siete millones de bolivianos. En esos salarios están los de los abogados.
El tercer ítem de 2018 es de “otros”. Yo también me pregunto quiénes son esos “otros” que se llevaron 3,7 millones de bolivianos. No se sabe en qué gastaron medio millón de dólares sólo en 2018.
Los datos globales, sumando todos los gastos desde que se armó Diremar, desde 2011 hasta 2018 indican que el primer rubro sigue siendo el de “consultores”, que absorbió ocho millones de dólares, en salarios, cinco millones de dólares y el tercer ítem es el de “otros”, que implicó un gasto de 2,7 millones de dólares. El presidente Evo Morales y el canciller deben explicar en qué se gastaron los “otros”.
En pasajes y viáticos se gastó casi un millón de dólares; sólo en el ítem de “refrigerios” se gastaron 172 mil dólares en siete años. Es una cantidad impresionante de dinero. Si cada refrigerio costó 70 bolivianos, que es un precio alto, se compraron 2.400 refrigerios cada año. Es una locura, se sentaron a comer más que otra cosa, porque las personas, a parte, tenían sus viáticos.
En publicidad se gastaron 833.000 dólares. Llama la atención que esa cifra sube en años electorales, como en 2014, cuando fue la elección presidencial, y 2015, en las elecciones subnacionales.
Otros ítems, como de “útiles” incluye el gasto en papel membretado, que implicó 71.000 dólares. No tiene que ver con “activos”, que es el ítem para comprar computadoras. También se compró un vehículo de 36 mil dólares.
En total, los activos representaron tres millones de bolivianos. Lo que más llama la atención fue el alquiler de oficinas por medio millón de bolivianos; y en el segundo aguinaldo se gastó más de un millón de bolivianos.
Es interesante ver que en la defensa del Silala, que también está a cargo de Diremar, sólo figura desde 2018. Esperemos que el resultado de ese proceso no sea tan penoso como en la demanda marítima.
Tomado del programa Cabildeo
Amalia Pando dirige el programa Cabildeo, que se emite por internet
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