20/02/2020

Democratizar los partidos políticos, !ahora!

En época electoral volvemos a escuchar los cantos de sirena que plantean que frente a la grave crisis de representatividad de los partidos (y agrupaciones ciudadanas) necesitamos “candidatos independientes”, lo que en realidad no es otra cosa que la vieja solución de “tirar al niño con el agua sucia”. Como los partidos no nos representan debemos sustituirlos y allá nos vamos para atrás como el cangrejo, y sustituimos a los partidos por: ¡11 millones de ciudadanos candidatos!

Para analizar el malestar con la política debemos recordar que estamos ante un viejo escenario, en nuestra joven democracia ya tuvimos una profunda crisis de representatividad de los partidos y creímos salir del paso, abriendo el monopolio de los partidos y creando la posibilidad de participar en política a través de “Agrupaciones ciudadanas”.

¿Cuál es la diferencia entre partidos y agrupaciones? Que para ser agrupación ciudadana se requieren menos requisitos que para ser partido, sin embargo, hoy algunas agrupaciones ciudadanas muestran los mismos problemas que los partidos. Y con justa razón nos preguntamos: ¿En qué avanzamos?

Toda apunta a que ya en los años 90 cuando aprobamos la norma para el ingreso de agrupaciones ciudadanas al ruedo, atacamos los síntomas de la enfermedad, pero no las causas.

En democracia el gran desafío de la política, consiste en imaginar y construir organizaciones (en plural), que por un lado expresen la diversidad de la sociedad y que al mismo tiempo tengan la capacidad de articularla en torno a una visión de país, por otro lado, organizaciones  que sean al mismo tiempo capaces de debatir internamente, que no es lo mismo que acallar, como de ofrecer coherencia, para que los ciudadanos consideremos que estas organizaciones, son dignas de nuestra confianza y no un nido de lobos.

La respuesta a estos grandes desafíos de la democracia, son los “partidos políticos” que deben ser representativos de una parte importante de la sociedad, deben construir de forma democrática y a través de diálogo interno un programa y en elecciones nos deben ofrecer un conjunto de personas como candidatas/os con los cuales los ciudadanos nos sintamos presentes sin estar y bien representados en los temas que más nos interesan.

Hasta ahí la teoría está muy bien, pero resulta que en la realidad nos tropezamos con el relato de que para ser candidato a diputado, senador o vicepresidente, a tal persona “X” le pidieron tal monto de dinero “XX”, o que a quién pensó diferente al “Jefe” le cortaron la cabeza, o entró a la congeladora por expresar sus ideas, o peor aún, que quien se atrevió a pensar ser el siguiente candidato a presidente, por ejemplo, acabo en la cárcel o fuera del partido.  

La primera tarea del ciudadano es participar en política y lo que el/la ciudadana presencia a través de tales noticias, es que la política le ha sido robada. De pronto la política no es para todas/os solo para los que pueden pagarla. De pronto la política no es para que todos podamos aportar al bien común, sino cuestión de quienes son buenos en bajar la cabeza y hacer carrera de la sumisión. ¿Qué es esto que huele a podrido pero que no es tan claro como para nombrarlo con todas sus letras?

La política es la actividad más importante del ciudadano y sin embargo el Estado no tiene ningún control respecto a: ¿Cuánto cuesta participar en política?; ¿Cuál es el origen de los recursos que se usan en la política?, ¿Desde cuándo un militante cuando disiente resulta que no tiene ningún derecho en su partido?, ¿Desde cuándo es un delito pretender ser jefa/e de mi partido?

Si la marraqueta sube 20 centavos de boliviano, todos nos ponemos en marcha hacia la protesta contra el alza del precio del pan de batalla. Yo me pregunto: ¿Por qué no protestamos cuando los partidos nos expropian nuestro derecho a dar vida a nuestra democracia?

Primera idea: Recuperar la política para los bolivianos

La política no debe costarle ni un peso a ningún ciudadano, para que esto sea posible el Estado debe meter sus narices en cada centavo que se usa en política. Todo el dinero que se usa en política debe ser por un lado controlado por el Estado y por otro lado provisto por el Estado. Ello para que yo ciudadano de a pie, no pierda mi derecho y deber de hacer política en el partido o agrupación ciudadana de mi preferencia. O si ningún partido me expresa, derecho de fundar mi partido/agrupación cuyos gastos serán provistos por el Estado.

Segunda idea: Defensor del militante en cada partido

Por qué recurrentemente perdemos la confianza en el partido y le entregamos nuestra confianza y no solo nuestra confianza, sino que terminamos endiosando y amarrando los huatos de alguien, que en realidad era solo un miembro más del partido, entre muchos.

Los partidos políticos (y agrupaciones ciudadanas) no son organizaciones privadas de nadie, son instituciones fundamentales de la democracia. Si el parlamento es “el corazón de la democracia”, los partidos son los “sentidos de la democracia”. Como observamos los últimos años sin partidos democráticos, nuestra democracia avanza a tientas. Con partidos internamente democráticos, la democracia camina firme con una lectura clara del presente, huele lo que apesta, escucha los malestares y a través de sus voces hablaría la diversidad boliviana. 




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