Mundo | 12/11/2023

|ANÁLISIS|El último debate dejó a Milei en la lona|Hernán Terrazas|

Milei cayó en la trampa de que fuera Massa el que preguntara. Intentó explicar, con mucha dificultad, que no había dicho lo que dijo, que fue descontextualizado y que los ataques se habían fabricado sobre fragmentos de sus intervenciones en diferentes espacios públicos.

Javier Milei (izq.) debate con Sergio Massa./EFE/Luis Robayo/AFP/Pool

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Brújula Digital |12|11|23|

Especial de Hernán Terrazas

No pudo ser peor la intervención de Javier Milei en la primera parte del debate presidencial que lo enfrentó este domingo al candidato peronista, Sergio Massa, en una noche definitivamente desastrosa para su aspiración de convertirse en el próximo presidente de Argentina el 10 de diciembre.

De entrada, el oficialista le preguntó, “por sí o por no”, si iba a dolarizar la economía y eliminar los subsidios, entre otras propuestas lanzadas por el libertario durante la campaña y que figuran en el programa que presentó al organismo electoral.

Milei cayó en la trampa de que fuera Massa el que preguntara. Intentó explicar, con mucha dificultad, que no había dicho lo que dijo, que fue descontextualizado y que los ataques se habían fabricado sobre fragmentos de sus intervenciones en diferentes espacios públicos. Fue como si en una pelea de boxeo, Massa aprovechara el primer round para exhibir su mejor repertorio de “golpes”, con el objetivo de dejar al rival sin mucho aire para el resto de la pelea.

Acorralado, el candidato de la Libertad Avanza solo atinó a responder las provocaciones y perdió el guion de lo que seguramente había preparado para el debate. Sin orden, nervioso y sin argumentos, Milei no encontró nunca la fórmula para retomar la iniciativa y se limitó a denunciar una “campaña de mentiras”.

Los seguidores del personaje que irrumpió en la política argentina con más histrionismo que ideas bien sustentadas, pero que tocó la fibra íntima de millones de ciudadanos cansados de la política tradicional y de sus representantes, seguramente observaron con cierta angustia el desempeño de un líder que en pocos minutos dejó al descubierto todas sus debilidades.

Atrapado entre el “sí o el no”, el libertario permitió a Massa manejar el ritmo y el rumbo de un debate al que el peronista asistió más para demostrar que Milei es un cascarón sin contenido que para compartir sus propuestas. La estrategia del oficialista fue casi perfecta y además contó con la inesperada complicidad de su contendor.

Ya con la situación bajo control, Massa dedicó la segunda parte a “jugar” con los nervios de Milei. Uno después de otro, continuaron los temas: empleo, relaciones exteriores, seguridad, pero ya lo único que importaba era observar el lenguaje corporal de los candidatos. La confianza de Massa frente a las vacilaciones de quien ya no tenía ni la fuerza para sostener la simbólica motosierra con la que iba a destruir el viejo sistema ni la seguridad para sostener nada de lo que había propuesta antes.

Paradójicamente, durante la última parte del debate, Milei llegó al extremo de sugerir a Massa los límites que debía respetar en caso de ser elegido Presidente. El libertario radical, el de las consignas agresivas, el eufórico, el que se estrelló contra el Papa, el de ¡viva la libertad, carajo!, quedó desarmado y en retirada, frente al candidato que muchos habían desahuciado al inicio del proceso electoral. El supuesto portavoz del cambio perdió el debate con el ministro-candidato de la continuidad y de la crisis económica y quedó más lejos que nunca de la Casa Rosada.

Hernán Terrazas es periodista.



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