Inaset: tasa de desocupación del INE no muestra cifras del empleo digno

Brújula Digital|10|05|21|

La tasa de desocupación en el área urbana que oscila en 8,1%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), no muestra las cifras del empleo digno en Bolivia, y esconde los niveles de informalidad que creció por efectos de la pandemia y la crisis económica que atraviesa el país, según el análisis del director ejecutivo del Instituto de Asistencia Social Económica y Tecnológica (INASET) y especialista en materia laboral, Enrique Velasco.

“Lo que pasa es que por la forma cómo se mide la desocupación,  lo que realmente se pregunta es que sí en las últimas tres o cuatro semanas se ha trabajado una hora a la semana, y esa persona que es encuestada y ha cuidado un auto, que de pronto ha vendido un ramo de manzanilla,  dirá que sí. Pero no ha sido empleada en términos de generación de nuevos valores, ni ha recibido una remuneración”,  explica a Brújula Digital.

De acuerdo a los datos preliminares de estadísticas e indicadores de empleo a marzo de 2021, con base en los resultados de la Encuesta Continua de Empleo (ECE), al mes de marzo, la tasa de desocupación en el área urbana disminuyó al 8,1%, siendo la más baja desde el pico de la pandemia del Covid-19 en julio de 2020 (11,6%).

“En general cuando pensamos en el empleo desde la perspectiva económica no solo social, lo que se requiere es que el factor humano genere, apoye la producción de nuevos bienes y servicios que se traduzcan en nuevos y mayores ingresos, ese es un empleo productivo porque el tiempo que utiliza el trabajador en generar algún bien o servicio le provee la capacidad de consumir a través de su salario”, Velasco.

Este círculo virtuoso según el especialista, en el cual el trabajo humano genera nuevos bienes y servicios entran al mercado, se venden, generan mayores ingresos a la empresa, pero también mayor capacidad de consumo en los hogares.

“La producción de las empresas está vinculada al empleo que se traduce en sueldos y salarios, es un circuito que debe manejarse desde esa perspectiva; de un circuito permanente de demanda, producción, ingresos, capacidad de consumo, explica.

En ese marco, afirma que los ocupados en alguna actividad, generan recurso en el mejor de los casos para sobrevivir. “Compran barato y venden un poco más caro, y de eso sobreviven,  pero ese no es un trabajo productivo, es rentista, es generar rentas que no generan nuevo valor”, explica.

La informalidad que ya oscilaba entre 65 y 70% el año 2016, según estimaciones que menciona Velasco llegó el 2020 al 85%, por efectos de la pandemia, pero también por la situación de crisis económica que atraviesa el país. 

“Cuando el INE mide lo que supuestamente es el desempleo, lo que mide es cuántas personas han ocupado su tiempo al menos una hora en las últimas semanas y tienen un dato que arroja el 92%, entonces para ellos el desempleo es el 8%”, sostiene.

Para graficar la situación actual también señala el especialista que por ejemplo: un ingeniero aeroespacial que vende hamburguesas para sobrevivir, por la oferta laboral, lo que tiene no es un empleo, sino una ocupación, un trabajo no satisfactorio.

“Estás en cuenta-propismo, obligado a ocupar tu trabajo en lo que sea por la incapacidad estructural de la economía de ofrecerte un empleo productivo y que sea capaz de permitirte una realización personal”, señala.

Por ello dice que hay una diferencia abismal entre una ocupación, que es cualquier actividad que se hace para sobrevivir, inclusive actividades que dañan la dignidad humana como la prostitución, hasta otras reñidas con la legalidad como el contrabando.

“El trabajo como lo define la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es cualquier ocupación que genera bienes y servicios, pero no necesariamente es un empleo remunerado. Cuando dices: han estado empleados, es igual a decir, han tenido algo que hacer y no necesariamente han recibido remuneración”, explica.

Junto al crecimiento del empleo informal, Velasco sostiene que aumentó la terciarización del empleo y la precarización, pues apenas un 15% de la población cuenta con un trabajo con prestaciones sociales, aportes a las Administradoras de Fondo de Pensiones y jubilación.

JMC