En los primeros siete meses de 2019, por día alrededor de 21 empresas se cerraron en Bolivia

Brújula Digital ||03|09|19

De acuerdo a reportes de Fundempresa, en 2019 de enero a julio, 4.456 empresas dieron de baja su matrícula de comercio. Esa cantidad, representa una disminución de cinco por ciento en relación a similar periodo del año pasado (2018), cuando 4.715 empresas que dieron de baja su matrícula.

Este comportamiento mantiene la tendencia del año pasado, si bien el porcentaje es menor. En siete meses del año pasado, 4.715 unidades empresariales dejaron de operar, esa cifra significó  15% menos de las que adoptaron la decisión de cierre en el mismo lapso de 2017, señala la información de El Deber.

Rolando Schrupp, expresidente de Fundempresa, explicó que la disminución en la cantidad de emprendimientos empresariales que optaron por su cierre se presenta por el decremento en la creación de nuevas firmas. La afirmación de Schrupp se respalda en los datos de Fundempresa, ya que, las inscripciones de firmas unipersonales pasaron de 16.514 en siete meses de 2018, a 8.945 en igual periodo de 2019.

El presidente de la Cámara de Industria y Comercio de Santa Cruz (Cainco) Fernando Hurtado, sostuvo que los datos de Fundempresa alertan sobre el estancamiento de la economía formal y llaman la atención en relación a  una problemática estructural.

Para el viceministro de Pensiones y Servicios Financieros Omar Yujra, el cierre de empresas es parte de cualquier economía.

En siete meses de 2019, de las 4.456 matrículas canceladas a escala nacional, 4.027 correspondieron a empresas unipersonales (90,4%); 388 a sociedades de responsabilidad limitada (8,7%) y, 22 a sociedades anónimas (0,5%).

Schrupp explicó que las empresas unipersonales se creen o no, no tiene un impacto directo en la economía, ya que son autoempleos, pero lo que preocupa es el menor crecimiento de la base empresarial (creación de más S.R.L. y S.A.). Sugirió que para revertir esta situación, se debe despolitizar la economía y “liberar” a los empresarios, que, en la actualidad, considera, están “esclavizados” por tantas normas que regulan su actividad.